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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Patrimonio y cinismo

Sevilla sólo puede sumarse a las Jornadas Europeas del Patrimonio como ejemplo de lo que no debe hacerse

Que la delegación territorial de la Consejería de Cultura de la Junta, con la colaboración de otras instituciones como el Ayuntamiento de Sevilla, organice una treintena de actividades con motivo de las Jornadas Europeas de Patrimonio es tan positivo como cínico. Algo así como organizar un seminario sobre tolerancia religiosa en Irán, libertades públicas en Corea del Norte, alta cocina en Burundi, ludopatía en Las Vegas o inteligencia política en la Casa Blanca de Trump. ¿Exagero? Sólo un poco.

El lema propuesto por la Junta es El arte de compartir y su objetivo, "mostrar los espacios patrimoniales que han marcado la historia y la economía de la provincia de Sevilla". Muy loable. Pero para compartir hay que tener y para mostrar los espacios que han marcado nuestra historia deben haberse conservado. Nuestro patrimonio fue tan rico que aún conservamos muchas cosas que compartir y mostrar. Pero menos de las que se han destruido o desvirtuado. Está bien y es necesario -sobre todo cuando está al frente del proyecto alguien tan riguroso como Juan Luis Ravé- dar a conocer su patrimonio a los sevillanos. Porque para apreciar hay que conocer. Pero en el marco de unas Jornadas Europeas de Patrimonio no estaría de más un poco de reflexión crítica sobre la no cesada destrucción de Sevilla. Por ejemplo, un circuito que recorriera -utilizando como guía Arquitectura civil sevillana de Gómez Stern y Collantes de Terán, un catálogo de edificios que debían preservarse y cuya inmensa mayoría no existe- la ruta de la destrucción del patrimonio sevillano en los terribles 60 y 70 franquistas. Prolongada bajo los ayuntamientos democráticos construyendo (las setas, el centro de salud y el gimnasio de San Luis más toda la intervención matalascañera tras la iglesia, la casa-tanatorio de calle Santander, etc.), derribando (el 20% de la arquitectura regionalista -el 50% en el caso de Nervión- ha sido destruida en los últimos 40 años) o desnaturalizando y talando (plazas Virgen de los Reyes, San Lorenzo y del Pan, Alameda, Avenida, Puerta de Jerez, etc.).

Parece de chiste que una de las actividades se dedique al patrimonio inmaterial, el más agredido durante la democracia después que el franquista se cargara el material, y otra se desarrolle en las setas. Un poquito de memoria histórica y reciente de la destrucción del patrimonio vendría bien. Para aprender de los errores.

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