La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Recuerdo necesario de Juan Maestre

Juan Maestre y Canal Toros han devuelto a la tauromaquia el tratamiento culto y moderno que exige

La encuadernación no es más importante que el texto, pero expresa respeto hacia el texto y su lector. Un mal marco daña un buen cuadro y un mal planteamiento devalúa una exposición. La arquitectura del teatro aumenta el disfrute de la representación, la del auditorio la de la música y la de los cines -¡ay!, sólo nos queda uno- la visión de la película. En el arte la materialidad del contexto tiene la mayor importancia. Y cuando un arte es tan radical y está siendo tan atacado como la tauromaquia, incluso es decisivo. No es indiferente cómo se presente, publicite y difunda la fiesta de los toros. La Maestranza es la Maestranza -ejemplarmente conservada por los maestrantes-, el torero es el torero y el toro es el toro. Esto no cambia. Pero cuanto les rodea debe hacerles justicia creando un universo de palabras, ideas e imágenes que estén a su altura.

Un ejemplo histórico basta para calibrar la importancia del contexto. Frente a los regeneracionistas del 98 que la presentaban como una fiesta bárbara que simbolizaba lo peor de "la España de charanga y pandereta, devota de Frascuelo y de María", la generación del 14 y sobre todo la del 27 crearon un marco intelectual y artístico que cambió radicalmente la percepción de la fiesta. Hablo de Cossío, Corrochano, Lorca, Alberti, Turina, Ortega y Gasset, Marañón, Solana, Picasso y tantos otros que llevaron la tauromaquia a las cumbres del arte, la literatura y el pensamiento.

En nuestros días ha sido decisivo el tratamiento audiovisual de la fiesta, primero en Canal+ y hoy en Canal Toros (Movistar), creando un nuevo estilo elegante y moderno de presentar y narrar la fiesta. En lo que a Sevilla se refiere ha sido determinante el pintor y maestrante Juan Maestre -para quien tan temprano levantó la muerte el vuelo- desde su incorporación a la Junta de Gobierno de la Real Maestranza en 1993. Abrió caminos encargando hasta su fallecimiento los carteles a Sáenz, Arroyo, de Cárdenas, Cadenas, Botero, Pérez Villalta, Laffón, Romero, Reina, Larry Rivers, Francesco Clemente o Alex Katz, en feliz coincidencia con el encargo esos mismos años de los pregones a Aquilino Duque, Vargas Llosa, Manuel Clavero, Bartolomé Bennassar, Carlos Fuentes, Fernando Savater o Albert Boadella y con la remodelación del museo que hoy, junto a la plaza, es el tercer monumento más visitado de Sevilla. Es de justicia recordar a tan gran sevillano estos días taurinos.

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