El Rey de España pide perdón

EL rey Juan Carlos trató ayer de cerrar la brecha de distanciamiento y malestar que se había generado entre los españoles por su inadecuado viaje de ocio a Botsuana y, más allá, por la serie de incidencias y malas noticias protagonizadas en los últimos tiempos por miembros de la Familia Real (la imputación de Iñaki Urdangarín y el accidente de Froilán). Lo hizo con humildad, sencillez y de forma directa. Aprovechando el alta hospitalaria concedida tras su operación de cadera, el Monarca envió un mensaje claro a los españoles: " Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir". Con estas frases carentes de ambigüedad venía a reconocer ante todos los ciudadanos que su viaje privado para participar en una cacería de elefantes, del que no se informó, había sido un error. Lo había sido en sí mismo y por las circunstancias concurrentes, entre ellas, la situación insólitamente deteriorada de la economía nacional. El Rey se ha disculpado públicamente por haberse equivocado y ha manifestado el firme propósito de no incurrir nunca más en actividades de ese carácter. Las palabras del Rey no han podido ser más oportunas ni más necesarias. Permitirán renovar la legitimidad ganada a pulso desde los oscuros años de la Transición y revalidada durante muchos años de servicio a España y cortar de raíz la desafección y el malestar que se estaba generando en los últimos meses por algunas actuaciones inapropiadas de miembros de la Familia Real, y ahora por las del propio Rey según su confesión de ayer. El desdichado viaje a Botsuana podría al final constituir un punto de inflexión en esta peligrosa deriva, en la que el conjunto de fuerzas políticas de la nación estaba alineándose con los que cuestionan la continuidad de la monarquía. Esta continuidad, que es garantía de estabilidad y progreso, parece ahora mucho más segura y asentada tras las palabras de don Juan Carlos, que tranquilizan a los españoles y reiteran la solidez de los lazos que unen al pueblo español y a la Corona que le sirve.