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Cuchillo sin filo

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

Río Bravo, río Manso

Por esa estación llegaban reyes, toreros de hacer las Américas y artistas de deshacer las Españas

Todo estaba perfectamente cronometrado. El conductor del 3 iba un minuto por delante del conductor del 6, como los ciclistas saliendo de Laredo. Sus trayectorias se separaban en la estación de autobuses de Plaza de Armas, el mismo nombre que tuvo la del ferrocarril, que el vulgo llamaba de Córdoba y por la que como consta en fotografías llegaban reyes, presidentes, toreros de hacer las Américas o artistas de deshacer las Españas, amén de una legión de anónimos viajeros que se alojaban en las muchas pensiones que tenía la zona. El 6 coge la dirección de Huelva y el 3, que es el nuestro, la de Cádiz. Dos topónimos separados por Doñana, por el Campo de Agramante de Caballero Bonald, del que mañana recordaremos su primer 2 de septiembre sin su presencia. El retrato de la vendimia de Jerez que escribió desde el exilio colombiano. Nos bajamos junto a la torre del Oro, que está de octavo aniversario. Bajamos las escaleras mecánicas de la estación de Metro Puerta de Jerez. Ida y vuelta hasta San Juan Bajo. Da miedo el secarral cuando el tren sale a la superficie. El río bravo, el manso quedó para los turistas y los fotógrafos entre Sevilla y Triana, mueve sus aguas. La estación de San Juan Bajo la inauguró Chaves el 2 de abril de 2009 con Magdalena Álvarez de ministra. Impresiona la estatua del Sagrado Corazón de Jesús que mandó construir el cardenal Segura, el mitrado que se escapaba de Sevilla cada vez que la visitaba Franco. Un panel dice que estamos en un punto del circuito cultural de los almorávides y los almohades. La ciudad natal de Romero Sanjuán, un chansonnier de las sevillanas que volvió a su tierra desde Australia. Nos recoge en su flamante Kia Guti, apócope de Gutiérrez. Casi cuatro décadas de amistad nos contemplan. Dice que eso cuántas semanas son. Se lo podíamos haber preguntado en su casa después a Google, al que le pedimos información sobre la ciudad con el nombre más grande del mundo, que está en Sri Lanka, la capital de Madagascar, el primer alpinista que escaló el Everest o la trayectoria deportiva de Lucendo, un futbolista nacido en Pedro Muñoz (Ciudad Real), internacional por Andorra y que jugó un partido con el Barcelona de Cruyff contra el Valladolid. Pero esto último no lo sabía Google. Mucho OK, pero perdió por KO. Son muchas semanas, de todas formas. Todavía estaban en pie los muros de Torneo y de Berlín. Junto al primero había un bar kitsch llamado El Joven Costalero que hoy haría las delicias de los cazadores de rarezas antropológicas y leguminosas caducadas. El Guti llegó a ser chófer de María Dolores Pradera, circunstancia que aprovechó para hacerle una entrevista. Se coló en el velatorio de Paquirri y entró en Nueva York usando como guía La hoguera de las vanidades de Tom Wolfe. Nos bañamos en su piscina. Prepara salmorejo y garbanzos para comer. OK Google. Ponemos la tele. En la primera, antes de informar de los fuegos artificiales en la calle del Infierno de Kabul, del último soldado americano sin MacArthur, Lola Herrera presume de que lleva desde 1979 con el espectro de Mario. ¿Cuántas semanas caben en cinco horas?

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