Dani Rodríguez

Romanticismo descarado

En serie

03 de marzo 2014 - 01:00

CUANDO cae la noche cualquier bar asume el papel de observador para convertirse en testigo de un sinfín de personas que entablan alocadas conversaciones embriagadas de alcohol y en oído de un bullicio que en ocasiones se hace tan insoportable que obliga a elevar el tono de voz. Pero entre esta marabunta también los hay que pierden la vergüenza y se arman de valor para buscar el amor, o al menos intentarlo. Asistiremos a esa búsqueda en el Mix, un bar de categoría de un distrito de Manhattan en el que las hazañas de cinco chicas y cinco chicos solteros sirven de volante para una comedia al más puro estilo de Resacón en Las Vegas y que tiene por título Mixology.

Scott Moore y Jon Lucas (de Resacón) brindan un producto mestizo donde diversión y entretenimiento se entremezclan en un combinado polarizado. En esta mezcla está patente el sello de un drama romántico británico, Dates, sobre todo a la hora de titular los episodios con el nombre de la pareja protagonista en cada una de las historias. Además, la serie de la cadena ABC cuenta con el toque presuntuoso y glamouroso de noche de fin de año. Sin embargo, la pieza es un arma de doble filo, ya que abusa de un humor obsceno encuadrado en tópicos sobre el amor y el sexo, riesgo que llega a dañar la buena fórmula que presenta.

Como consecuencia, Mixology puede agradar a una parte de la audiencia pero también, lógicamente, puede generar un odio o rechazo en aquel sector que esté buscando una comedia inteligente y elegante. El humor no es para nada brillante, pues se tira mucho del chiste fácil a través de comentarios indecentes que se suavizan con una pincelada melosa para no espantar al público. Todo aquel que ande a la caza de conversaciones profundas sobre el amor y el sexo no acertará con esta americanada. Mixology solo quiere hacer reír con unos personajes atractivos y sus caras bonitas. El reparto no tiene especial calidad pero cumple con su cometido. Algunos como Sarah Bolger (Crush, Los Tudor) y Adam Campbell (Scream, Haven) son más reconocidos por sus trabajos en la gran y pequeña pantalla. Estos dos actores maquillan un poco las pobres interpretaciones -carentes de profesionalidad- de unos personajes que, más que interpretar, se dedican a recitar los diálogos ante la ausencia de una química fundamental para hacer creíble todo el artificio.

Mixology ofrece una mezcla fresca en un intento apurado por hacer una comedia interesante y en algunos momentos divertida. Sin embargo, un pobre reparto y el uso de tópicos que navegan en un lenguaje soez le hacen perder puntos ante una audiencia cada vez más exigente.

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