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Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Sevilla estrena alcalde

Antonio Muñoz debe ser un alcalde reivindicativo y que se pegue más a los problemas que se viven en la calle

Sevilla estrena mañana alcalde tras haber estado medio año sin tenerlo en la práctica. Antonio Muñoz ocupará durante poco más de un año el despacho principal de la Plaza Nueva con plenitud de legitimidad, pero con dos déficits que lógicamente condicionarán su capacidad de maniobra: ni ha sido elegido en una votación popular -aunque el puesto de alcalde se vota entre los concejales electos- ni su partido lo ha designado para ocupar esa responsabilidad. Muñoz llega respaldado por el dedazo de Juan Espadas y debido a unas circunstancias excepcionales, que no se habían producido en las más de cuatro décadas de ayuntamientos democráticos en Sevilla. Pero Muñoz es alcalde en plenitud de funciones y tendrá que imprimir durante los próximos meses un sello propio a su gestión si se quiere consolidar como la alternativa socialista en las elecciones de la primavera de 2023, para lo que no le van a faltar rivales en el seno de su partido. Esa hoja de ruta del nuevo alcalde tendrá, necesariamente, que mantener como grandes líneas las que ya marcaban la actuación de Juan Espadas. Pero hará mal si no se diferencia en algunos aspectos sustanciales de lo que se ha venido haciendo en los últimos años en el Ayuntamiento de Sevilla y donde claramente no se han cumplido las expectativas que habían depositado muchos sevillanos.

Muñoz, si quiere tener personalidad propia, deberá ser un alcalde mucho más reivindicativo de lo que lo ha sido su antecesor. Con Espadas, la voz de Sevilla se ha escuchado poco, mientras que la ciudad era sistemáticamente marginada en los grandes proyectos del Gobierno central y de la Junta de Andalucía. Sevilla ha perdido influencia en los últimos años y una de las causas hay que buscarla en el mandato plano de los que han sido alcaldes. Antonio Muñoz se debe a sus siglas, pero parte sin ataduras. Debe alzar la voz tanto contra las decisiones que no favorezcan a Sevilla que se tomen en San Telmo como las que se adopten en la Moncloa. Y debe ser un alcalde que esté más pegado a la calle. Que vea que la falta de limpieza no es un argumento de confrontación política, sino un problema que se soporta día a día en toda la ciudad. O que la falta de árboles y sombra no es en Sevilla una cuestión cosmética.

Sobre todo, Muñoz debe ser un alcalde que contribuya a que Sevilla se despierte. Pocos en la ciudad saben tanto de qué representa el turismo en nuestra economía y de cuáles son sus vías de desarrollo para hacerlo sostenible y rentable. Pero también debe saber que sólo un sector no es capaz de levantar por si solo una ciudad del tamaño y la complejidad de ésta. Si acierta con las cuestiones más básicas y urgentes, Antonio Muñoz puede ser un alcalde que se consolide. Condiciones para ello no le faltan.

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