únicamente el Sevilla ha tirado la casa por la ventana en este tiempo de mercado abierto. El Barça pregona la ruina que tiene tras dilapidar el dinero percibido por Neymar y el dineral que supone el faraónico Espai Barça. Ni siquiera el Madrid ha podido incorporar no sólo algún galáctico, sino que se ha dedicado a hacer caja mediante la venta o pingües cesiones de canteranos, con lo que La Fábrica hace más comprensible su apodo.

A todo esto, el Atlético de Madrid ha tirado de fichajes a coste cero como el del bien pagado Luis Suárez o a aceptar desechos de la Premier como Torreira tras ver estupefacto cómo Thomas se cruzaba con él camino del Arsenal. Mientras tanto, el Valencia se desangra vía Singapur, el Athletic ha de conformarse con Berenguer, Osasuna apela a los navarros para mantener la llama del compromiso y la Real a David Silva tras la marcha de Odegaard antes de lo previsto.

Junto a todo esto, el Betis. La política de fichajes del pasado curso son los polvos que traen los lodos de hogaño. Fichajes que no han demostrado su precio a excepción, hasta cierto punto, de Fekir y que han dejado demasiadas telarañas en tesorería. Eso ha provocado la austeridad de este verano con el añadido de la buena noticia de que el equipo no se ha debilitado con la marcha de ninguna de sus piezas fundamentales, piezas que parecían vendidas según versiones varias.

Por todo ello hay que convenir en que el Sevilla ha liderado la tabla de gastos, lo que le pone en condiciones de aspirar a algo más de cuanto ha ido logrando en estos tres lustros apaleando plata rumbo a Nervión. Sí hay que reconocer que LaLiga pierde fuerza y que la Premier la ha adelantado por ambos flancos, conque a mar revuelto ganancia de pescadores. Y en esa lista de pescadores nadie dudará de que el Sevilla se ha colocado en óptima posición para hacer del sueño realidad.