La Sevilla de siempre nunca existió

Es posible que se refieran con la ciudad de siempre a la que entendían y manejaban los de siempre

Suenan voces para augurar un mal porvenir a Sevilla, sobre todo por el turismo, sin fijarnos en otras mejoras de desarrollo económico con su baricentro en la Cartuja y la íntima relación de ambos aspectos y a la vez con las Universidades. Creo que la ciudad está cambiando porque ha crecido y multiplicado. Una ciudad más compleja, difícil de entender por aquellos que quieren representar a la ciudad de siempre, que me parece que se están quedando viejos. Ser viejo no es cuestión de edad, es no entender los cambios y por tanto rechazarlos. Cuando uno de nosotros dice o piensa "no los entiendo", sobre todo si habla de los más jóvenes, es la señal de que nos hemos quedado fuera de juego. Cuando alguien dice que Sevilla ya no es la ciudad que conoció, la de siempre suelen decir, es para indicar que la actual no les agrada. ¿De qué ciudad hablan o añoran? Nunca hubo una ciudad de siempre, si se refieren a fisonomía o arquitectura, porque salvo en periodos de profunda depresión económica y social, Sevilla ha sido permanentemente cambiante. Es posible que se refieran con la ciudad de siempre a la que entendían y manejaban los de siempre.

Algunos hablan de que el centro histórico se está quedando sin residentes, cuando fueron ellos o sus familias hace décadas los que se fueron a vivir primero a Los Remedios o Nervión y después a las urbanizaciones más exclusivas del Aljarafe y que a los menos favorecidos les destinaron las barriadas y polígonos. Aquellos que hablan de que no es necesario el tranvía, que no sirve para nada, ni los patinetes, ni por supuesto las bicicletas que son un estorbo, y conceden el beneficio de la duda al Metro, es posible que no se hayan subido nunca en sus vagones ni por supuesto usan los autobuses, al menos desde que eran jóvenes. Los que no saben, por ejemplo, que Pino Montano es Sevilla porque ellos no han ido nunca.

De vez en cuando oigo decir que es una pena que se demolieran las puertas de la muralla de Sevilla y que por qué no se reedifica alguna, aunque sea de manera efímera para ver cómo era. Creo que por ahí no vamos bien. Reproches a la historia de los derribos de murallas y a los ensanches interiores como la Avenida o Almirante Apodaca, Imagen, Laraña y Martín Villa. ¿Por qué no podemos entender a los sevillanos que tomaron aquellas decisiones? Vivían en una ciudad insalubre y malsana, con índices de mortalidad semejantes a Bombay. Con epidemias de peste cómo la que se llevó al alcalde García de Vinuesa por querer estar cerca de los enfermos o el Conde de Halcón, que recordamos con el mote del alcalde palanqueta, pero no queremos saber que fue responsable de las mejoras de la ciudad de principio de siglo XX, Parque de María Luisa incluido, de las traídas de agua, de nuevos alcantarillados y de las campañas de vacunación masiva contra la viruela. ¿Qué Sevilla de siempre es la que no quieren que desaparezca? Es muy posible que la ciudad como ente colectivo siga a lo suyo, creciendo y cambiando.

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