Puntadas con hilo

María José Guzmán

mjguzman@grupojoly.com

Subirse al avión

La apuesta por la aeronáutica debería ir acompañada de una gran estrategia de formación

España es uno de los diez países del mundo capaces de poner a volar un avión. Esto significa que es capaz de diseñarlo, concebirlo, fabricarlo y ensamblarlo y también de encargarse luego de su certificación y mantenimiento. El dato es conocido, pero ayuda a recordar la importancia de un sector pujante que se asienta entre Madrid y Andalucía, donde sus principales focos están en Sevilla y Puerto Real.

La aeronáutica es una industria potente de Sevilla que ya existe y que se enfrenta ahora, como todas, a la necesidad de afrontar nuevas estrategias que propicien su reactivación y la captación de inversiones. Un buen ejemplo es la apuesta de Ryanair por la capital. La aerolínea, que hace unos años muchos miraban con recelo por su apellido de low cost, está construyendo junto al Aeropuerto un segundo hangar que le permitirá reparar hasta cinco aviones al mismo tiempo y que convertirá a Sevilla en el segundo enclave de esta actividad en España, tras Barajas, y uno de los más importantes de Europa.

La iniciativa de Ryanair, que es la aerolínea que más tráfico mueve en San Pablo, es un notición para una capital que ofrece claras ventajas competitivas. ¿Por Sevilla? Probablemente, al margen de su tamaño y su localización, da muchas facilidades, como un suelo barato y una construcción más asequible y alfombra roja y ventanillas de par en par para que el aterrizaje en la ciudad sea lo más rápido y eficaz posible. Esto es algo que hay que agradecer, sobre todo, al Ayuntamiento y a su acertada colaboración con el Aeropuerto y el sector privado en esta tarea de no dejar escapar las oportunidades.

Sevilla tiene que subirse a otros trenes y aviones. Y aprovechar el potencial que ofrece esta industria aeronáutica que, a cambio de las facilidades que puede encontrar en Sevilla, puede garantizar un empleo estable de calidad. Sólo Ryanair prevé duplicar su plantilla en los próximos dos años hasta superar los 400 empleados gracias a estas nuevas líneas de reparación del nuevo hangar.

Sevilla cuenta con talento en este sector. Sólo en estas instalaciones de Ryanair el personal local es ya mayoritario. Y sería fundamental seguir fomentando la formación para que no ocurra lo que hace años denuncia la industria del metal en Sevilla: que la falta de cualificación sea un freno para acaparar más carga de trabajo.

Los planes de futuro de la citada aerolínea, que todos en la ciudad pretenden que ejerza un efecto tractor, es una oportunidad de empleo para jóvenes ingenieros, chapistas, mecánicos y perfiles muy diversos para administración, planificación, control de calidad, etcétera. Por ello, subirse al avión implica también apostar por la formación y poner los pilares de una competitiva escuela sevillana de la que tiren otras empresas que vengan para instalarse, pues el proyecto de Ryanair se vende como el germen de un gran polo de servicios aeronáuticos complementarios en el área metropolitana. Una excelente pista para que la economía levante el vuelo.

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