Tambores de guerra mariana

Muchos devotos de la Virgen de Gracia, patrona de Carmona, andan irritadísimos con Palacio

24 de noviembre 2021 - 01:46

A veces, junto a la entrada a las iglesias, nos da por ver los carteles de cultos del incansable mundo cofrade. Admitimos que el pasatiempo nos entretiene en algún que otro paseo de media tarde. A veces, se quiera o no, uno siente que el fluido del tiempo también lo marcan estos mudos avisos sobre quinarios, besamanos, novenas y triduos. Aunque este mundo lo tengamos por ajeno, nos gusta pensar que acomodamos nuestra liturgia de postrimerías a los días del propio tiempo litúrgico, ya sea por pascua o, como ahora, en los fríos días de adviento que se avienen. Hacerse uno mayor conlleva estas cosas poco o nada culposas.

Eso sí, desde hace ya años estos avisos de cultos, reservados a las cofradías más o menos serias, aparecen llenos de imágenes espantosas, con rostros y tallas feísimas y acongojantes, que harían perder su ascética quietud a los mismísimos padres del desierto. Si no es la imagen de un tal Jesús de la Humildad en Getsemaní (oriundo de Montequinto), otras veces es el rostro lumpen de alguna que otra inefable advocación mariana, pero que nos hace pensar en cómo serían las vírgenes de Lot si las tallara algún que otro encabronado fallero a orillas del Turia. Muchas de estas imágenes pertenecen a asociaciones parroquiales y a otros remedos de truculentos piadosos.

Uno, la verdad, no gana para espantos con estas imágenes de vírgenes y cristos de la imaginería más siniestra. Cuenta su segunda esposa que Dostoiveski (de quien ahora es su bicentenario), quedó petrificado en Basilea ante el retablo del Cristo muerto de Hans Holbein el Joven. Tal fue su conmoción que en El idiota recordó su experiencia en el pasaje en el que Roghozin cuelga una copia de la obra, lo que le hace exclamar al príncipe Myskhin: "¡Este cuadro puede hacer perder la fe a más de uno!". Esto mismo sentimos al ver ciertas imágenes pasionales que nos dan terror y nos convierten en el atribulado príncipe Myshkin.

Sin embargo, lo que hemos visto ahora en la puerta de las iglesias son unos panfletos incendiarios, que llaman a la guerra contra el Arzobispado. Según parece, muchos devotos de la Virgen de Gracia, patrona de Carmona, andan irritadísimos con Palacio. Tachan al alto clero de "mercaderes" y "fariseos" por haber denegado permiso para que la imagen pueda procesionar por las calles a fin de implorar por el fin del Covid-19. Nos ha parecido muy divertida esta acción entre marianista y sindical. Al menos, el hierático rostro de la Virgen de Gracia, tallada en el tránsito del románico al gótico, no nos provoca terror. Carmona te aclama…

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