Tapeo

PARA La tapa es nuestra en La Nuestra pidieron el papel de calcar, dibujaron sobre la plantilla de Masterchef y han creado un programa extremadamente similar al de La 1. El show cooking, cierto es, tampoco da para muchas variaciones de momento. Si querían en Canal Sur desquitarse de la copia de Entre todos, lo han conseguido. Hasta Luis Muñoz parece hacer de Eva González (la mejora, inclusive) y la perilla de Xanty es la guarnición de los rictus de Pepe Rodríguez y de la mala cara perpetua de Alberto Chicote en Top Chef. Rosa Vañó es Samanta y Ramón Ramírez es Jordi Cruz con las barbas del añorado Garmendia. Hubo timbales (musicales), tapas que eran platos y valoraciones pronunciadas con gravedad. El desarrollo no parece revolucionar lo ya visto en otros menús. Están las taquillas o las llaves, cosas así, como ligeros cambios de maquillaje. Y hubo concursantes con mucha historia detrás, como la monja, el novillero o el barbado tirado a la calle por una mujer ingrata. El siglo XXI parece haber llegado de una vez al entretenimiento de Canal Sur, aunque sea en unos hornillos que a veces fallaban.

Hubo participantes sin delantal y cada uno llevaba la prenda que se le pasó por la cabeza lo que daba un tono cutre a este casting decisivo en el que había mucho túper y mucho film transparente traídos de casa. Taras que, nos imaginamos, que irán quedando atrás. La selección final, tan prolongada, necesitaba de una mayor sazón de emociones.

Lo importante de esta comilona andaluza hasta las tantas es que ofrece algo distinto en una cadena cansina. Ítaca ha hecho los deberes de hacer un concurso de cocina que debió estar ahí hace ya tiempo, con una textura agradable para todos los paladares. No es un convite de geriático. Los productos de nuestra tierra lo merecían. Y La frase de la noche. Xanty: "Tu plato es ecléctico". Concursante, después: "Me han dicho que mi plato es eclesiástico". La sombra de Los Morancos es alargada.