Última bala para una utopía

Repetir competición continental es muy complicado, pero hay que considerar que mientras hay vida pervive la esperanza, luego tiene la obligación el Betis de ganar esta noche en Orriols. Nunca se sabe si es la última bala o la penúltima en esta suerte de ruleta rusa en que se ha inmerso el equipo a través de su deplorable segunda vuelta. Lo tenía a mano, pero con sus devaneos ha permitido que sea una multitud la que quiera lo mismo.

El Betis ha trufado actuaciones ridículas con victorias morales que no conducen a nada positivo, de ahí que ahora ni siquiera esté en lista de espera para la visa del pasaporte. Es machacar sobre frío, por lo que dudo de que la conseja sirva de algo, pero el equipo que tan bien asimiló en su momento la filosofía de su manijero se ha ido deshilachando hasta mostrar sus costuras de forma lamentable para convertirse en un híbrido que ni ataca ni defiende adecuadamente.

Pero la vida continúa y esta noche toca Orriols, Valencia, ese rodeo del Levante que tan bien se le da últimamente. Tres victorias en las tres últimas comparecencias son motivo de ilusión ante este compromiso. Las derrotas más recientes han dejado un poso de dolor por injustas, pero de nada vale lamerse las heridas de forma tan continuada como se las lame este Betis que tantas esperanzas despertó cuando silenciaba lugares tan emblemáticos como San Siro o el Camp Nou. O sea...

Hoy va a toparse con un Levante que se juega no entrar de lleno en el pozo y eso hace que las dificultades se acrecienten para un Betis que ya ha dejado bien claro lo mal que se maneja en esas situaciones. ¿Es la última bala o la penúltima? Quién sabe, pero si ganando continúa siendo complicado volver a Europa, imagínese cómo se pone la cosa en caso de tropiezo. Partido, por tanto, vital, pero sin que se sepa a ciencia cierta para qué. Fútbol es fútbol y a ver qué trae la noche.