¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
‘Valencià’ significa valenciano
Te vas de vacaciones pensando en un agosto informativamente aburrido y faltó tiempo para que el estío saltara por los aires al irrumpir los machos alfas patrios, cual vacas sin cencerro, en el escenario público. La homínida reacción del máximo representante del futbol español al triunfo de la selección femenina, ha levantado – como no podía ser de otra manera– una unánime y contundente reacción de repulsa a todos los niveles. #Se Acabó, dijeron las futbolistas, y ya se han empezado a levantar alfombras por todas partes. Olé. Y andaba la que suscribe tecleando estas reflexiones cuando me llegó la noticia de la muerte de María Teresa Campos. La Campos, como la Merkel, la Caballé o la Milá, a las que elevamos de categoría singularizándolas por su apellido, sin más, no hay duda sobre a quién nos referimos. A la Campos, que se nos fue apagando de a poquito, me la imagino entrando a saco contra tanto machista suelto e irredento. Única, valiente, pionera y referente para quienes seguimos su misma ruta en este oficio de andar y contar, en palabras del maestro Chaves Nogales. Su muerte nos la ha devuelto a la actualidad, con los medios detallando su recorrido vital y profesional. Una dilatada trayectoria en la que hay un apartado que muy pocos han resaltado y que convendría subrayar: el de la Campos como directiva. La primera mujer en nuestro país en dirigir los informativos de una cadena de radio (Radio Cadena Española) en Andalucía y posteriormente a nivel nacional, y también de las primeras en dirigir programas de televisión en cadenas nacionales. Programas que no solo dirigía y presentaba, fue igualmente pionera en diseñar formatos y en producirlos. Lo subrayo porque pareciera que solo fue una excelente comunicadora, que lo fue, pero se pasa de refilón por estas otras facetas que desarrolló durante muchos años en una época difícil para las mujeres y mucho más en un oficio y en unos puestos de responsabilidad en los que solo cabían los hombres. También fue de las primeras periodistas que reivindicaron, en sus programas, el feminismo y el papel de las mujeres en la sociedad española y, de paso, en las empresas mediáticas. Rematando estas líneas oigo en la radio que ha muerto María Jiménez, la artista andaluza más libre y cañera que hemos conocido, la que hizo de muchas de sus coplas banderines de enganche para el empoderamiento de muchas. Genio y figura, como la Campos. Tan valientes como irrepetibles. Por cierto, María fue la primera que dijo alto y claro: Se acabó. Que la tierra os sea leve, paisanas. Gracias, por tanto.
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