De un brindis intimista y esperanzador

02 de enero 2020 - 02:31

Nada que ver con el rosario de Nocheviejas que colma nuestra vida, pero era una especie de cuarto de cabales en el que no estaban todos los que son, claro que no. Pero sí todos los que alzaron su copa brindando por un año mejor que ese bisiesto que tanto destrozo dejó a su paso son, por supuesto que son. Nochevieja íntima con el lado positivo de la ausencia de interferencias en forma del tío pesado que no deja de dar la barrila con el matasuegra y la cosa. Una Nochevieja a tres cilindros y el deseo de que lo que llega no se parezca a lo que se fue. No es pedir mucho, pero tampoco hay que tirar por la ventana la casa de unas previsiones excesivamente optimistas. Así como todo en la vida es susceptible de mejora, la experiencia le pone sordina al optimismo en la constatación de que el mal pueda continuar. Pero en el intimismo del brindis se dio una sobredosis de esperanza.

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