FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

SE han unido varias cosas. Primero, la presentación de Vox, como nueva formación política, liderada por Ortega Lara, a la que se incorpora el actual vicepresidente del Parlamento Europeo y antiguo presidente del PP catalán, Alejo Vidal-Quadras para, previsiblemente, encabezar la lista de los próximos comicios europeos. También se ha producido la renuncia de Jaime Mayor Oreja a continuar en la representación popular en el Parlamento de Bruselas, aunque sigue vinculado al PP. La no asistencia de Aznar a la convención de Valladolid, y las críticas de María San Gil y Consuelo Ordóñez a la política con respecto a ETA del Gobierno, unido a todo lo demás, se ha interpretado como la apertura de una vía de agua en el flanco derecho del Partido Popular. Efectivamente, se ha producido una turbulencia, y es probable que veamos algunas más, pero eso no quiere decir, ni mucho menos, que el barco se vaya a hundir.

Por supuesto, no es plato de buen gusto el que abandonen un partido personajes simbólicos, como Ortega Lara, o menos simbólicos, pero con una buena trayectoria y un gran bagaje intelectual, como Vidal-Quadras. Así que es lógico pensar que la cúpula del PP hubiese preferido que nada de esto hubiera ocurrido. Pero ha ocurrido, y no hay que dejarse asustar por los timbres de alarma, sino que ahora lo que conviene es taponar la vía de agua y ajustar el rumbo del barco. Y ese rumbo, en mi humilde opinión, tiene que señalar hacia el centro político. Porque, aunque a algunos les falle la memoria, esa apuesta por el centro, definida claramente a partir del año 90, es lo que hizo que mucha gente se sumase al proyecto e ilusionase a millones de votantes, que le dieron al PP su primera victoria en las generales del 96, y la mayoría absoluta en las del 2000.

Aquí, en Andalucía, fue el centrismo decidido, y no fácil en aquellos tiempos, de Javier Arenas, desde el verano del 93, el que abrió el camino para el ascenso electoral de los populares que culminó, en los primeros años de la década actual, con su victoria en las municipales, en las generales y en las autonómicas. Eso no se hubiese conseguido sin los votos de ese electorado moderado y partidario, no partidista, de las posiciones no dogmáticas. Tal vez, el PP ya no pueda seguir siendo el gran lugar de encuentro de posiciones ideológicas dispares y, a veces, encontradas. Pero, con el respeto que todos se merecen, ha llegado el momento de definirse. Y la definición, aunque parezca indefinida, es el centro.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios