Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

La cohabitación de Espadas

Mantener un alcalde cuya esfera principal de interés y preocupación está fuera de Sevilla no es una buena idea

El alcalde de Sevilla, que es una persona con los pies en el suelo, debe estar meditando cómo y cuándo dejar su puesto en la Plaza Nueva lo antes posible para dedicarse de lleno a su carrera como candidato a la Presidencia de la Junta. Y si no está ya diseñando ese paso, se estará equivocando gravemente. Este breve tiempo de cohabitación consigo mismo le habrá demostrado que Sevilla no es ciudad a la que se le puedan dedicar sólo medias jornadas, por muy intensas y cargadas de agenda que estén esas medias jornadas. La chapuza de la no instalación de toldos en el centro de la ciudad posiblemente se deba más a un comportamiento inadecuado de la empresa que se hizo con la licitación que a la negligencia de la Administración municipal. Pero lo cierto es que la cuestión no es una anécdota y menos en un fin de semana infernal como este que padecemos con temperaturas por encima de cuarenta grados. El mensaje que se manda es de indolencia y de no estar encima de los problemas. No hay que ser un fino analista para concluir que Sevilla no está bien: el impacto de la pandemia ha sido y está siendo tremendo y a la ciudad le queda mucho para recuperar sus niveles de normalidad, que tampoco es que fueran para tirar cohetes. Con las cosas así, hace falta un gobierno que esté encima de los problemas y que no deje que los problemas, como ha pasado con los toldos, lo superen.

Así las cosas, tener un alcalde cuya esfera principal de interés y preocupación está fuera de Sevilla no es una buena idea. Y los resultados empiezan a estar demasiado a la vista. Hemos apuntado hace algunas semanas en esta misma página que el principal riesgo de la operación que puso en marcha Pedro Sánchez para desembarazarse de Susana Díaz, a través de Juan Espadas, era poner en peligro la principal Alcaldía socialista de España para cambiarla por un asalto a la Junta con posibilidades de éxito, por ahora, más bien escasas. Sevilla la tenían asegurada los socialistas con un candidato como Espadas que podía presentar ocho años de gestión y de presencia constante en la ciudad. No ocurrirá lo mismo con otro candidato, sobre todo si el PP, que lleva el viento a favor en Andalucía según todas las encuestas, acierta con el nombre y presenta un aspirante a la Alcaldía sólido y con bagaje. Suena en todas las quinielas José Luis Sanz, actual regidor de Tomares, y no parece una mala opción.

Espadas, por su propia conveniencia, pero también por la de su partido y, sobre todo, por la de la ciudad, no debería demorar ya mucho su salida del sillón municipal para dejar en el puesto a alguien que tome las riendas de la ciudad y empiece a tomar decisiones pensando que a Sevilla le quedan todavía casi dos años de gestión de unos problemas que no admiten espera.

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