Luis Carlos Peris

Ninguno debía caer derrotado

desde mi córner

Con un tiempo para cada uno, Sevilla y Atleti demostraron ser candidatos con argumentos para volver a Europa

04 de marzo 2012 - 01:00

INTENSIDAD, intensidad a la enésima potencia y un empate que deja a dos rivales descontentos por la sencilla razón de que los dos pudieron ganar. Pudo ganar el Atleti por lo realizado en el primer tiempo y debió ganar el Sevilla por lo hecho tras el descanso. Y como el empate, cuando se juega tanto como se juega, es una velocidad menor, pues me imagino a blancos y a colchoneros con el sabor a acíbar por ese triunfo que ambos acariciaron sin éxito. Y todo disputado bajo el paradigma de la virilidad, de una forma de jugar que imanta a los espectadores y que confirma al fútbol como el espectáculo mayor jamás inventado.

Ya al descanso se llega con los mercurios ambientales tan altos como los que se registran en la yerba. No cabe duda de que el efecto Simeone se ha instalado en el Atlético y como además se ha puesto con el marcador de cara muy pronto, pues la cosa se le hace un mundo a los de Míchel. Aunque Medel se multiplica y Rakitic intenta llenar de argumentos el juego, la conexión con Kanoute no funciona, Reyes no encuentra complicidad alguna con el árbitro y el gol de Salvio pesa como una losa. Afortunadamente, Palop está que se sale y su concurso es fundamental para que los madrileños no se vayan a camerinos más distanciados en el electrónico.

En la continuación, otro partido, como si la cancha estuviera volcada en dirección a Dato, que en la portería sur es donde se vendió todo el pescado de un partido apasionante. Aparecía ya Kanoute, iba más de verdad Reyes y lo hacía donde debe, abriendo el campo lo más posible, y ya Navas, que tenía cargado de personales a Filipe Luis, hacía lo habitual, percutir por su costado de forma letal. Y fue él quien propiciaría el gol de Babá en una contra vertiginosa. Debió hacer más goles el Sevilla en este tiempo como pudo hacerlos el rival en la primera mitad, tablas al final y la verdad es que sabe a paso atrás compartido por mucho pescado que quede por vender.

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