La distancia, mayor que ayer y menor que mañana

MIENTRAS avanza de forma inexorable la pretemporada hacia la competición oficial no cabe otra que insistir en lo ocurrido antier noche en Cardiff. La lección de dignidad del Sevilla y la constatación de que el Real Madrid no es de este mundo. No sé qué respuesta será capaz de darle el Barça en este curso que calienta motores, pero la impresión que da este equipo es que difícil será que alguien le haga doblar la rodilla.

Decíamos ayer que bastante hizo el Sevilla con lo que hizo y es que el mero hecho de haber muerto de pie tiene un mérito incalculable. Este Real Madrid muestra bien a las claras las tremendas distancias existentes con la clase media. Cardiff ha desvelado su arsenal de posibilidades a pesar de haber acudido a la cita en chanclas y con el bronceador en la mano. Sin tiempo apenas de trabajo, la pegada que tiene como hija de su descomunal calidad fue suficiente.

Y ahora, ¿qué? Un equipo que se permite el lujo de orillar a un jugadorazo como Di María o que no se resiente de la ausencia de un seguro de vida como Xabi Alonso resulta temible. Su tremenda capacidad para generar dinero con el añadido de la complicidad exógena hace que pueda ganarle a cualquiera en traje de baño, sin haber afinado la maquinaria en el trabajo de pretemporada, sin haber hecho carrera continua ni haberse dejado todo el sudor en sesiones insufribles.

La próxima prueba la tiene el equipo de Ancelotti en breve, frente al campeón de Liga, el que fue su eterno rival de toda la vida. Ante el Atleti me malicio que se acrecentarán las distancias a causa de una puesta a punto mayor. Y después sólo nos quedará saber qué respuesta será la que le dé el Barça, pero me temo que las diferencias se acentúen para que las distancias sean mayores que ayer y, peor aún, menores que mañana. Ah, y que la clase media siga jugando a otra cosa.