La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El desgarro de la muerte en el Parlamento de Andalucía
La ventana
CURIOSAMENTE, la tan cacareada dualidad de Sevilla le ha dado paso a otra cualidad, a una sin nada que ver con la primera. Esa dualidad que se ejemplifica con Joselito y Belmonte, Sevilla y Betis y demás tópicos profusamente manoseados le ha dado sitio a lo paradójico. La Sevilla dual ha hecho un receso en beneficio de la Sevilla paradójica y así vemos cómo el premio taurino recae en el pintor que perpetró, a muy buen precio para él, el cartel más antitaurino jamás pintado. No contentos, una pieza musical con la letra menos semansantera que se conoce es premiada como marcha procesional. La Saeta de Antonio Machado, ese poema que no comulga con el Cristo del madero, se conoció urbi et orbi gracias a la música de Serrat y posteriormente fue arreglado a marcha procesional. Entonces hay que convenir en que lo dual ha pasado a paradoja, ¿O no?
También te puede interesar
Lo último