La ciudad y los días

carlos / colón

De engaños y mentiras

LA estrategia político-electoralista no autoriza la mentira en lo que se refiere a las más serias cuestiones de Estado. Y menos si quien habla es la presidenta de una comunidad autónoma tan políticamente importante -por el número de votantes- como Andalucía y representa una de las esperanzas de futuro de un partido fundamental en la vida política española que no levanta cabeza desde el naufragio zapaterista. Un tonto puede engañar o engañarse creyendo que está diciendo la verdad. Pero Susana Díaz no es tonta, como ha demostrado su meteórico ascenso político. Y cuando una persona inteligente hace afirmaciones que contradicen abiertamente la realidad más allá de toda interpretación subjetiva, es que está faltando a la verdad.

Susana Díaz ha dicho que Cataluña es víctima de un choque de trenes "entre los que quieren dejar sola a Cataluña y los que la quieren aislar", dando a entender que los primeros son los populares y los segundos los nacionalistas. Ha dicho que "no somos ni separadores ni separatistas", dando a entender que los separadores son los populares. Ha dicho que "los intereses de determinada derecha de Cataluña y de España se están imponiendo a los intereses de los ciudadanos, unos porque tienen el modelo centralista y pretenden quitar competencias a las autonomías" y los otros "porque delante del precipicio pretenden seguir adelante", dando a entender que la derecha es centralista y los nacionalistas son de derechas. Ha dicho que la solución es un estado federal "en el que todos nos sintamos a gusto", dando a entender que satisfaría las expectativas nacionalistas e independentistas.

Como no es tonta sabe que nada es cierto, que el PP no es centralista, separador, antiautonomista o anticatalán; que todos los independentistas no son de derechas (en el mismo acto en el que hizo estas afirmaciones participaba ERC); y que un estado federal no saciará las ansias independentistas.

Yendo más lejos también ha dicho que el PP organiza su discurso "sobre el engaño, la mentira y el sufrimiento". Son las acusaciones más graves que se puedan hacer a un Gobierno y a un partido. Son acusaciones búmeran porque de engaños, mentiras y sufrimientos algo sabemos los andaluces. ¿O no es cierto estamos en la cola de la educación o del gasto sanitario, y en la cabecera del paro y los escándalos de corrupción que implican a la Junta, el PSOE y UGT?

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