La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

La exigencia, maquillaje de ignorantes

Pasa en casi todos los órdenes de la vida, pero me circunscribo a cómo la exigencia es el maquillaje que en el mundo del toro adoptan algunos para pasar por buenos aficionados. Nunca están de acuerdo con la segunda oreja ni con las palmas póstumas al toro y, por supuesto, se muestran cerrilmente contrarios a las decisiones del usía. Y como colofón a sus impostados argumentos, la sentencia de que Sevilla no es lo que era, que más parece plaza de pueblo y no el templo que sigue siendo. Esgrimen una feroz defensa de la exigencia y con ella disimulan los conocimientos que les faltan para ser buen aficionado. Es ese un tipo que siempre existió, como especímenes de generaciones que van sucediéndose y que partiendo de eso de que la Maestranza ya no es lo que era pretenden aparentar ser aficionados de verdad.

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