La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La intimidad perdida de Sevilla
Paseando por Triana reparé en la verde frondosidad que ha recobrado el famoso ficus plantado en el atrio de San Jacinto y que tanto dio que hablar. Los estropicios hechos por el gigantesco árbol dieron lugar a una campaña encaminada a su tala, lo que provocó una división considerable de pros y contras, entre los que exigían el arboricidio y los que clamaban por su indulto. Y así entre abogados del ficus y gente contraria a su supervivencia se destacó Fray Javier Rodríguez Sánchez. Dominico, párroco de San Jacinto y director espiritual de la Estrella, exigía su tala en aras a la conservación del templo, dicen que amenazado por las raíces, y también en previsión de que no hubiera más accidentes con peligro para viandantes. Bueno, pues Fray Javier fue distinguido como Trianero Adoptivo y a la hora de recoger el premio fue ella. El ficus había ganado la partida.
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