PUDO ser peor el sorteo para el Sevilla en esta Copa de la UEFA, pero nadie dudará de que también pudo ser bastante mejor. Y es que si el peso de la historia tiene algo que ver en esto de hoy, queda claro que los cuatro equipos que van a enfrentarse al Sevilla cuentan con un peso considerable. Posiblemente algunos no estén viviendo los mejores días de sus vidas, pero los cuatro cuentan con un historial importante a sus espaldas, a estas alturas de la vida el Stuttgart está arriba en la Bundesliga y aunque sea temprano para elevar algo a definitivo, no se puede estar ahí en la Liga alemana siendo un donnadie.

Grupo C de indudable calado, el más fuerte con que se ha topado el Sevilla en esta competición y dos ventajillas; una es que juega a favor de querencia, en la caldera de Nervión, frente a los alemanes y que no tiene que ir a Belgrado cuando la capital serbia está ya tomada por el temible General Invierno. Son ciertas ventajas dentro de un grupo a tener muy en cuenta, pero sin que se quiera decir que el Sevilla corre peligro. Correrá peligro sólo si el Sevilla saca el pecho y mira al resto por encima del hombro, lo que no es el caso. Este Sevilla se caracteriza por un buen puñado de virtudes y por algún defectillo entre los que no se encuentra el de caer en pecado de confianza.

Son, además, cinco los llamados para que a la postre sean tres los definitivamente elegidos para continuar en la batalla. Se da la circunstancia de que todos han estado alguna vez en una final continental. El Standard de Lieja cayó ante el Barça en Recopa, el Partizan permitió al Madrid lograr la Sexta, la Sampdoria asistió a la primera gran conquista del Barça y el Stuttgart fue víctima en esta competición que nos atañe del gran Nápoles de Diego Maradona. Por lo tanto, el pedigrí lo tienen, es innegable, pero que el Sevilla es mejor que ellos no lo duda nadie y que sólo podría caer víctima de un exceso de confianza, algo que no viaja en la valija de los de Jiménez.