La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Los caídos de la Sevilla de Oseluí
En 1992, ¿de qué me suena ese año?, en el equipo de Bill Clinton, candidato demócrata a la Presidencia de los Estados Unidos, pusieron el lema "Es la economía, estúpido" como eje central de la campaña con la que consiguió derrotar a Bush. La frase ha hecho fortuna desde entonces y se utiliza para referirse a cuestiones consideradas esenciales, perdidas o semiocultas en la lluvia de lugares comunes que suelen abundar en los debates televisivos y en las campañas electorales y en los tiempos actuales de una aparente campaña electoral sin principio ni final. Porque, si hay una cuestión que mantiene a nuestra ciudad y a nuestra tierra andaluza en desventaja con otras ciudades y regiones españolas, es el déficit en infraestructuras de todo tipo. Y en estos primeros días del año 2021 creo adecuado recordar que son las infraestructuras la clave, aunque pueda sonar a carta a los Reyes Magos.
Aún resuenan los anuncios de nuevos aplazamientos y retrasos en la SE-40, el gran proyecto que iba a potenciar los municipios y territorios de la corona metropolitana en torno a Sevilla y que de paso facilitaba el enlace directo entre ciudades andaluzas. Y hace unos días se alcanzaba un esperanzador acuerdo para hacer más fluidas las relaciones diarias entre Gibraltar y La Línea, San Roque y Algeciras. Hacia una prosperidad compartida dice el acuerdo. Para que esa prosperidad fuera en las dos direcciones habría que conseguir, por ejemplo, que el Puerto de Algeciras, con el 20% del tráfico total de España y con uno de los núcleos industriales más importantes del país, no tenga que enviar sus mercancías al mundo a través de los 176 kilómetros de un anticuado ferrocarril a Bobadilla de vía única y sin electrificar y que aún tiene un trazado de 1892, con más curvas y cambios de rasante que una montaña rusa. Siempre he oído decir a mis amigos economistas que las infraestructuras estaban en el capítulo de inversiones y ahora parece ser un gasto, que suena casi a despilfarro, cuando las estadísticas son muy tozudas: los territorios con mejores infraestructuras tienen menos índice de paro. Y nos aseguran que más de la mitad de la inversión se recupera a través de las recaudaciones impositivas y la disminución de las prestaciones de desempleo. ¡Lo que es la prosperidad!
¿Y Sevilla? que hoy diría Manuel Machado. Pues nosotros aquí, como siempre, esperando a tener un tren que conecte el aeropuerto con Santa Justa, la línea 3 del Metro completa y a continuación todas las demás; la ampliación del tranvía, la construcción de los puentes previstos en el Plan General para conectar la Cartuja y la calle Torneo; la ampliación y modernización del aeropuerto, las mejoras del puerto y el mantenimiento del canal navegable del río hasta Bonanza, la SE-40 completa con el enlace Sur y todo el tramo Norte y un tren moderno que una Huelva con Almería vertebrando toda Andalucía, etcétera. No seamos torpes en comprender y no nos dejemos engañar: son las infraestructuras.
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