Eduardo / Jordá

Una modesta proposición

En tránsito

03 de febrero 2016 - 01:00

AYER la famosa marmota Phil, en la pequeña ciudad de Punxsutawney -no me pregunten cómo se pronuncia eso-, predijo que el invierno iba a ser corto y que la primavera estaba ya a la vuelta de la esquina. Y todo porque el día estaba nublado y la marmota no pudo ver su sombra, así que en vez de volverse a meter en su madriguera se quedó un rato retozando por ahí. Y en estos casos, los severos dignatarios con levita y sombrero de copa que organizan la ceremonia no tienen dudas: el final del invierno ya está aquí. En cambio, si la marmota ve su sombra y vuelve a meterse en la madriguera, todo anuncia que el invierno va a ser largo. Las predicciones de Phil no son muy fiables, porque su índice de aciertos no pasa del treinta por ciento, pero eso da igual porque todo el mundo disfruta hablando de Phil. Yo hice un viaje en coche por una autopista de Pensilvania con un conductor que se pasó varias horas hablando de la marmota Phil. El hombre había nacido cerca de Punxsutawney, y me contó que ese nombre tan raro tiene un origen indio que viene a significar algo así como Lugar de Muchos Mosquitos.

Cuento esto porque al paso que vamos quizá deberíamos plantearnos la opción de llevar a la marmota Phil desde Punxsutawney al Congreso. Y en vista de que ningún político parece capaz de formar Gobierno, deberíamos pedirle a la marmota que se dignara elegir a un presidente, para que al menos no se nos sometiera a la humillación de que se tuvieran que repetir las elecciones después de varios meses de pueriles golpes de efecto. Bastaría que Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera, los cuatro candidatos, se pusieran delante de ella y que la marmota misma eligiera, según le viera la sombra o no a cada candidato. El Gobierno sería para quien la marmota señalara con el hocico, y luego todo lo demás vendría rodado: desbloqueo parlamentario, investidura, nombramiento, etc, etc. Así nos ahorraríamos un dinero público que se podría dedicar a cosas más importantes. Y hasta le podrían dar un ministerio a la marmota Phil. El de Economía y Hacienda, por ejemplo. Y todos contentos.

Hay otra opción, claro: mandar a todos estos políticos -Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera- a un sitio que se llame Lugar de Muchos Mosquitos. Y que allí se dediquen a predecir el tiempo, con un sombrero de copa y una larga levita negra de enterrador. Tampoco parece mala idea.

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