El monólogo no se reflejó en el marcador

Quizá con Camavinga y Nzonzi sea mejor, pero el Rennes fue un pelele a pies de los sevillistas

29 de octubre 2020 - 02:32

Cualquier parecido entre lo que pasó y lo que reflejó el electrónico nada tiene que ver con la realidad. Con más de veinte ocasiones de gol a través de un monólogo insultante a cargo del Sevilla que el marcador registrase lo que registró parece incomprensible. En pocas ocasiones he podido vivir tan claramente cómo lo ocurrido no se reflejaba en el marcador. Al cabo decidió el gol de De Jong y es lo que vale, pero no debió ser así.

Daba la impresión de que la cancha estaba volcada hacia Luis Montoto, pues todo se reducía a un monólogo que el Rennes se intentaba quitar de encima como buenamente podía. Quizá la tempranera lesión de Rugani descabaló un tanto las previsiones galas, pero lo cierto es que las ocasiones de gol se sucedían ante un Gomis bastante aliado con la fortuna. El Sevilla sometía a un acoso continuo al Rennes, pero la puntería seguía sin funcionar y el gol no llegaba.

Era a través de un primer tiempo que concluiría con la impresión de que todo acabaría con el primer gol. Y así se va al descanso, con la sensación de que ese acoso que acogotaba a todo el Rennes debería culminar más pronto que tarde reflejándose en el marcador. Sólo en una contra basada en la velocidad de sus puntas, especialmente ese gamo llamado Doku, podía ocasionar algún apuro, pero ni siquiera eso inquietaba cuando llegó el tañido intermedio.

Sufre otro contratiempo el Rennes con la lesión de Bourigeaud y la llave que abre la lata viene en una contra modélica de Acuña que resuelve De Jong. A partir de ahí sigue el soliloquio de un Sevilla que laminó a un Rennes que dio una imagen paupérrima. Quizá con Camavinga y Nzonzi sea mejor, pero ayer fue una sombra de equipo siempre a merced de un Sevilla que pudo lograr una goleada de época. Y es que el monólogo y el electrónico no fueron de la mano.

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