Juan Luis Pavón

Están mudos tras el atasco

PASA LA VIDA

10 de septiembre 2008 - 01:00

EL colapso del Aljarafe y de Sevilla, con epicentro en Ikea, ha pasado del concierto de claxon al silencio de los políticos. Esta es la Sevilla metropolitana, los problemas fastidian a todos pero las responsabilidades se difuminan como el agua vaporizada del microclima que algunos bares le ponen a sus toldos y Tomares a su feria. La A-49, desde Chapina hasta la primera estribación del Aljarafe, ya no es una autovía sino la calle mayor de Sevilla, la carrera oficial de laborables y de festivos, la duda metódica porque cuando uno la enfila no tiene información en paneles sobre cómo está ese nudo gordiano del tráfico y esquivar el tapón que está a la vuelta de la cuesta. Sólo te enteras de lo que está pasando cuando ya no tienes escapatoria.

Bromas aparte sobre la avalancha de padres en busca de escritorios y sillas para habilitar en casa una zona de estudio para sus hijos, Ikea está en boca de todos como efecto subliminal del suceso. Esto debe provocar un ataque de celos en toda la competencia porque es una campaña de publicidad sobrevenida para la multinacional sueca. El coloso en gangas, película de angustia y sin vías de salida aunque hayas llenado el coche con sus ofertas, que sólo tiene final feliz cuando llegas a casa, te repantingas en el sofá y le cuentas a la familia el episodio.

Es tan grave y tan estructural este problema para la capital y todo lo que de capitalino tiene el Aljarafe, que sólo tendría solución a corto plazo si estuviéramos en el dictatorial y posmoderno Pekín preolímpico, donde demolían barrios enteros, expulsando a los vecinos de su hábitat secular, si eso favorecía hacer carreteras mayores y dar salida al tráfico emergente. Mientras permanezcan en el atasco, estén atentos a los próximos cantos de sirena por parte de quienes han tenido potestad durante 25 años para planificar el crecimiento sostenible de la zona, y se la envainaron a mayor gloria de los pelotazos. Convencidos de que los ciudadanos, como así ha sido, no les iban a correr a gorrazos.

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