La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La intimidad perdida de Sevilla
LA tarde se consumía en el crepúsculo. Los vencejos jugaban a los marcianitos en el bajocielo. Sonaban las campanas de la Giralda. Dos músicos: el violín de Bruno, granadino, y los timbales de Mustafá, marroquí de Fez. Una voz en árabe. No era el muecín de la antigua mezquita llamando a la oración. Hablaba Emilio González Ferrín, manchego de Ciudad Real, profesor del Corán en la Universidad, con un bagaje docente en varios países árabes, ayudante del comisario del pabellón de Arabia Saudí en la Expo 92. Leía el final del monólogo de Molly Bloom, el remate onírico del Ulises de Joyce. Era Bloomsday en todos los relojes desde aquel 16 de junio de 1904 elegido por el escritor dublinés para homenajear a Nora Barnacle, su esposa, la limpiadora que nunca leyó el libro de su esposo. Hubo lecturas del Ulises en árabe, en francés, en inglés y hasta en cristiano, con ecos argentinos que evocaron el paralelismo con Valle-Inclán (en Ulises y en Luces de bohemia el capítulo séptimo transcurre en la redacción de un periódico). Se oyó el Ulises en murciano, la patria chica y la huerta grande de Francisco García Tortosa, autor de la tercera traducción en español. La presencia de este catedrático de Filología Inglesa contra pronóstico, alta médica de sí mismo, mereció un torrente de aplausos.
Otro bloomsday mundialista. En el de 1982 empatamos contra Honduras, que nos espera el lunes. En el de 2002 eliminamos a Irlanda en octavos, pero la revancha de Joyce se sirvió en plato frío, como los riñones de Flaherty: si España apeó al país donde nació el escritor irlandés, ocho años después, otro 16-J, perdió frente a Suiza, el país en el que murió, donde descansa en el cementerio de Zúrich, una de las tres ciudades junto a Trieste y París en las que dedicó siete años (de 1914 a 1921) a la narración del día más literario. El acto lo organizó Juan Antonio Maesso, que tiene una hija que nació en un bloomsday y espera trillizos.
"Profesión u oficio", le pregunta el guardia a Leopold Bloom. "Ejerzo una profesión literaria, escritor-periodista". Cinco periodistas evocamos al autor del Ulises: Mercedes de Pablos, que rindió tributo a los traductores, Charo Ramos, dublinesa ocasional, Eva Díaz Pérez, finalista del Nadal, Juan José Téllez, ganador del Unicaja de poesía, y yo mismo, medalla de bronce en los cien metros espalda de la piscina de mi pueblo, que catalogué cien referencias a la cerveza en el Ulises. Cameron Diaz y Tom Cruise no pudieron entrar. Hoy hace 24 años de los cuatro goles del Buitre a Dinamarca. Es la cronología alternativa que encontré para mi hija Andrea, que nació dos días después del bloomsday de 1991, último capicúa del milenio.
También te puede interesar