Con la llegada de Bellerín puede afirmarse que el Betis ha hecho los deberes. Que todo es mejorable, por supuesto que absolutamente todo tiene margen de mejora, pero que el plantel que ha rematado Antonio Cordón ha mejorado respecto al del curso pasado sólo puede discutirse desde trincheras para las que el club de las trece barras con corona no hace nada que merezca la pena y ahí sí tiene una asignatura pendiente la gobernanza.

La situación económica se ha sorteado con habilidad y en ese aspecto sí que habría que pedirle responsabilidades a los que manejan la barca. Con la excusa de la pandemia se intenta justificar muchos errores y eso no es patrimonio del Betis, sino que se ha enquistado en todos los órdenes de la sociedad. Pero estamos hablando del Betis y no cabe duda de que el verano de 2019 tuvo mucho que ver con la penuria, léase fichajes de Borja Iglesias y Nabil Fekir sobre todo.

Dejemos el pasado y entremos a saco en este presente para llegar a la conclusión de que el plantel logrado es mejor del que nos temíamos cuando el verano avanzaba y no llegaban los refuerzos adecuados. En la portería creo que se ha subido varios escalones de nivel, mientras que en la defensa es posible que estemos como estábamos tras la marcha de Emerson y Mandi. Y es que con Bellerín y Pezzella es de suponer que la línea no tiene por qué resentirse.

Delante es de esperar que con Willian José haya más gol que el que había en el pasado curso. Yo veo que Cordón, un hombre acerbamente criticado desde que llegó a Heliópolis, ha hecho dibujitos de colores sin lápices ni papel, por lo que convendría que el club averiguase por qué esos extraños prejuicios con el extremeño. El balón dará y quitará razones, que así es, fue y será siempre en fútbol, pero en circunstancias tan adversas, el hombre ha demostrado que no es un cualquiera.