HAN vuelto todos. Volvió Rocky Balboa, ha vuelto Rambo, regresaron también la jungla de cristal de John McClane y el látigo vital de Indiana Jones, y ahora quien regresa es Martin Riggs. Han vuelto todos, y ahora vuelve también Alma letal, para que Martin Riggs pueda volver a decir a su viejo colega Roger Murtaugh que ya están muy mayores para este trabajo, para reventar coches por las calles sangrientas de Los Ángeles. Han vuelto todos: Sylvester Stallone, Bruce Willis, hasta Harrison Ford, y por eso regresa ahora Mel Gibson, ayudado por su amigo Danny Glover, después de haber protagonizado hace diez años Alma letal 4, que ya era demasiado ritmo para el cuerpo, demasiadas contusiones, contracturas, cojeras y explosiones para dos hombres de cincuenta años. Ahora tienen sesenta, y viven una nueva juventud. Esta nueva juventud de los héroes de sesenta años se proyecta en una nueva juventud palpable en todo el mundo. La poesía es una vuelta a la infancia, escribió Baudelaire, y el cine es un regreso a la más florida juventud, atlética y consciente, explosiva y heroica, dopada y rutilante.

Esta nueva juventud de los sesenta años está hecha de cremas hidratantes, de máscaras faciales, de pilates, de bailes de salón y de gimnasia acuática, de una nueva belleza equilibrada que quizá se ha vuelto joven por el tiempo. Este nuevo público que anda en los sesenta se ha liberado ya de la responsabilidad de hacer la vida, porque ya ha hecho la vida y ya ha cumplido todos sus contratos con la vida. Ahora, quizá, lo que se trata es de rescatar un cierto hedonismo soterrado, una jovialidad que es muy sincera porque está nutrida de un deseo de disfrutar bien de la vida, sabiendo que la vida da de sí la hechura vertical de su deseo. Toda esta gente sesentera quiere ver el regreso de sus héroes, quiere volver a ver a Indiana Jones con su cazadora de piel y con su sombrero de fieltro, aunque el guión sea malo, y también volver a Rocky/Sly, verlo machacar a ganchos zurdos a un mocetón de veinte años, o también en su versión John Rambo arrasando una selva sin soltar una ametralladora colosal en los últimos diez minutos de película. Han vuelto todos, han vuelto los héroes. Ahora se ha anunciado el regreso total de Arma letal, y quizá dentro de un tiempo vuelvan también Robocop y hasta Karate Kid: pero no nuevas versiones, sino con los mismos actores, porque el tiempo también pasa por ellos y la gracia consiste en contrastar cómo les ha gastado este metraje.

Es lo que nos gusta: verlos envejecer, también como nosotros, pero con un entusiasmo sideral que aún se siente joven porque es joven y ya se ha liberado de sí mismo, del peso de vivir para el futuro.