
NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un partido tocado, un presidente tóxico
Tras poner a los socialistas andaluces en “modo electoral”, que ya iba siendo hora a juzgar por cómo le van las encuestas, María Jesús Montero se fue a Roma donde pasó un fin de semana de procesiones y misas pontificales, quién se lo iba a decir. Juanma Moreno hizo lo propio tras una intensa semana en Bruselas luciendo el cargo de presidente, a tiempo parcial, de un Comité de las Regiones que no se sabe muy bien para qué le va a servir, pero que le da, o eso piensan sus muchos asesores, proyección y titulares. ¿Qué pintaban el presidente de la Junta y la líder de la oposición a la sombra del Coliseo o en una fila perdida de la celebración en la Plaza de San Pedro? Lo que se pueden imaginar: salir en la foto aprovechando la presencia en la capital italiana del Cachorro de Sevilla y de la Esperanza de Málaga para participar en una procesión que, como ha dejado constancia este periódico, interesó mucho a los sevillanos y malagueños que habían viajado expresamente para verla, poco a unos cuantos puñados de turistas que se cruzaron con ella y que disfrutaron de un espectáculo extra, y nada al conjunto de los italianos, incluidos las autoridades civiles de la república y las religiosas del Vaticano.
Seguro que la presencia de políticos en este tipo de celebraciones no ha sorprendido a nadie. Es más, la sorpresa hubiera sido su ausencia. Hemos interiorizado la omnipresencia política en cualquier tipo de ceremonia o acto, hasta el punto de que si no hay un presidente, un ministro o por lo menos un alcalde ese acto parece cosa menor.
Pero conviene elevar un poco el foco y preguntarse sobre la necesidad de que los políticos estén en todo y lo protagonicen todo. En los actos del fin de semana en Roma estaban los alcaldes de Sevilla y Málaga, con lo que el cupo de políticos estaba más que sobrado. ¿Hacía falta que el muy malagueño presidente de la Junta y la muy sevillana vicepresidenta primera del Gobierno estuvieran allí metiendo la cabeza en la foto? ¿Y en la misa de inicio de pontificado de León XIV donde España estaba representada por los Reyes y su presencia pasó totalmente desapercibida?
La obsesión por estar es una de las marcas distintivas de la política española que ignoro si se reproduce con la misma intensidad en otros países. Desde que Pedro Sánchez decidió desembarcar a Montero en Andalucía con la misión casi imposible de achicarle espacios a Moreno, asistimos a una auténtica competición por ver quién sale en la foto. Y tanto empeño ponen en ello y tantas energías le dedican que yo diría que ahí hay empate. Se trata de marcar al contrario y no dejar hueco libre, sea en el palco de la final de la Copa del Rey o en la tribuna de autoridades del Cachorro en Roma. Lo importante es que a uno se le vea todos los días y todos los días pueda colocar una frase ante una melé de micrófonos. Estrategias electorales, seguro que piensan los expertos. Pintar la mona, seguro que piensa mucha gente en la calle.
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