La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La cochinada de los cubos de enfriar los tanques de cerveza
Benigno de la Vega-Inclán y Flaquer nace en Valladolid en 1858, el mismo año en el que comienza la demolición de puertas y lienzos de la muralla que circundaba Sevilla. Una coincidencia premonitoria, pues el futuro marqués encauzaría las salvajes destrucciones y restauraciones monumentales de su época hacia un tratamiento más conservador que no cegara los destellos esenciales primarios. Hombre inquieto, con sentido artístico y amplia cultura, utiliza su amistosa cercanía a la Casa Real y su clarividencia para convertirse en un mecenas que impulsa a España como destino turístico relevante. Comisario Regio de Turismo y de la Cultura Artística y Popular, aplica una metodología novedosa al integrar monumentos y espacios históricos en el paisaje, la modernidad y las tradiciones. Enamorado de Sevilla, pasaba largas temporadas en su casa del Barrio de Santa Cruz, el cual embellecería con elementos propios del regionalismo sevillano que emerge con fuerza en su tiempo. El legado de su mecenazgo a la ciudad hispalense es inmenso: la publicación de la guía turística Bocetos de Semana Santa y Guía de Sevilla; la conservación del Alcázar, siendo su alcaide; la construcción del Hotel Alfonso XIII; los Jardines de Murillo y el Paseo Catalina de Ribera; la glorieta del Cid... Asimismo, su influencia sería decisiva para que la Exposición Iberoamericana de 1929 llegara a culminarse, la cual nos concedió obras imperecederas como la Plaza de España o el renovado Parque de María Luisa.
Don Benigno es un gran desconocido en Sevilla y se le ha tributado escasa atención institucional hasta ahora. Debido a ello, la bella plazuela que se está acondicionando en la confluencia de las calles Fabiola y Ximénez de Enciso de su querida judería es un homenaje necesario a uno de nuestros más eminentes próceres. Este romántico rincón se encuentra tapizado con adoquines de Gerena reciclados, provenientes de otras zonas urbanas como la calle Mateos Gago o la plaza de la Magdalena. Es un procedimiento loable que concede valor al Manifiesto que firmamos hace más de un año diversos particulares y asociaciones para la defensa patrimonial del pavimento histórico, cuyos materiales representativos son el adoquín granítico de Gerena, las losas calizas de Tarifa y de Sierra Elvira, el mármol, el chino lavado o el milenario ladrillo de barro cocido. Asimismo, el evocador espacio recibirá finalmente el honor de quedar presidido por un busto del marqués sobre pedestal marmóreo.
Este gran hombre vislumbrará de nuevo su amada ciudad desde un lugar acorde con su respetuosa mentalidad restauradora. Se sentirá arropado por tres naranjos agrios y un ciprés en un hermoso emplazamiento central de la judería, entre los barrios de Santa Cruz y de San Bartolomé. La antigua aljama judía vuelve a reclamar con él más cariño y dedicación por parte de todos para que sus tesoros visibles resplandezcan y los ocultos sean revelados ante la eterna mirada del gran mecenas de Sevilla.
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