Curiosa o lamentablemente queda personal que continúa llamado progresismo al social-comunismo que está destrozando este pobre país aún llamado España. Cuando empezábamos a abrir los ojos ante la recién nacida democracia y los impulsos juveniles estaban en su apogeo, al cambio le llamamos progresismo y hasta nos declarábamos progresistas convencidos. Como usted y un servidor de usted sabemos, aquella fiebre tuvo fecha de caducidad y se cumplió con la salida de González de la Moncloa. Hasta ahí, el progreso había sido indudable y sólo aquella guerra sucia contra la ETA precipitó la marcha del carismático sevillano. A partir de ahí, el concepto progresista fue perdiendo credibilidad hasta convertirse en un mantra insostenible. Pero una mentira parece verdad a fuer de repetirse y ahí tenemos que todavía quedan quienes creen en este progresismo.