Luis Carlos Peris

Que el purgante no se atragante

Desde mi córner

La ocasión la pintan ideal para sumar, pero el temor a que el Betis le coja asco a la cita siembra la inquietud

03 de marzo 2011 - 01:00

PURGANTE, peaje, impuesto revolucionario, llámele como quiera, pero la cita que esta noche tiene el Betis en el corazón del Bierzo tiene muchos de esos calificativos. A pesar de que su historia está plagada de travesías del desierto, nunca jamás tuvo el Betis que enfrentarse a la Ponferradina, la Deportiva para parientes y afectos. Es más, el único contacto que el club verdiblanco tuvo con Ponferrada es que allí enviaba a futbolistas prometedores que necesitaban coger trapío. De ahí que Rogelio, el incomparable zurdo coriano, vistiese la blanquiazul camiseta berciana mientras se alimentaba con el muy rico en calorías botillo.

En condiciones de normalidad, bien podría Pepe Mel parafrasear a Helenio Herrera y decir lo de ganaremos sin bajarnos del autobús, pero no está el Betis en tiempo de normalidad ni el fútbol de hogaño permite licencias como aquella. Sí, la Ponferradina no gana desde hace una barbaridad y porta con todo merecimiento el farolillo rojo, pero y si el Betis, este Betis que el domingo volvió a respirar, le coge asco al escenario, al frío del Bierzo, a la pegajosidad de un rival ilusionado con la idea de complicar al gran gallito de la categoría... Demasiadas cuerdas para un violín que, sin embargo, debiera el Betis tocar con acierto para la buena marcha del negocio.

No gana el Betis viajero desde que derrotó con autoridad al Tenerife y de eso hace demasiado tiempo. Hora es, por tanto, que la tropa que maneja Mel se reenganche al tren de los triunfos como visitante porque las alturas de la tabla se están apretando y ya no es sólo que Celta y Rayo se vayan, sino que los galgos o podencos que ladran a las espaldas se acerquen más de la cuenta. No tiene glamour la cita, pero los tres puntos de su botín valen lo mismo que los logrados en campos de más enjundia. Además, si el rival va último será por algo, ¿verdad? Quiere decirse que si nunca es bueno dejar para mañana lo de hoy, en esta noche lo será menos que nunca.

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