El salario del Rey

Crónica personal

29 de diciembre 2011 - 01:00

ES bueno saberlo, ha sido una excelente idea hacerlo público: el Rey gana al año algo menos de 300.000 euros, sumando su salario más los gastos de representación. De ahí hay que deducir un 45% de impuestos, que no significa que esa cifra se convierta en casi la mitad porque siempre se pueden hacer algún tipo de deducciones, pero podría decirse que grosso modo el Rey recibe mensualmente una cantidad similar a la de algunos presidentes autonómicos que sin duda pueden considerarse privilegiados, aunque otros están muy por debajo de esa cifra. Por cierto, hagamos un aparte: podría hacerse un interesante cuadro con los salarios que reciben ciertos alcaldes. Por ejemplo, el de un pueblo de apenas dos mil habitantes que cobra casi cuatro mil euros al mes limpios de polvo y paja.

El Rey recibe 300.000 euros al año antes de impuestos, el Príncipe la mitad, y entre la Reina, la Princesa de Asturias y las infantas Elena y Cristina suman 375.000. Hay que insistir en que incluyen gastos de representación y que se trata de cifras antes de impuestos. E insistir también en que todos y cada uno de los euros incluidos en la partida de gastos de representación son controlados día a día por un intendente adscrito a la Casa del Rey.

Sufrimos una grave crisis económica y cualquier información sobre salarios públicos provoca polémica, pero sería importante no caer en la demagogia. Estamos hablando de la Jefatura del Estado, y es fácil callar a cualquiera que se eche las manos a la cabeza simplemente mostrando los presupuestos de la Presidencia de países de nuestro entorno. Y no digamos los de la Casa Blanca, o de algunas presidencias iberoamericanas, por no hablar de Casas Reales europeas cuyos reyes y reinas no tienen, ni de lejos, el grado de responsabilidad constitucional del Rey español.

Seguro que al Rey ha cometido errores como cualquier otro español, seguro que ha dado motivos de crítica como cualquier otro ciudadano, pero en estos 36 años ha dado muestras sobradas de dejarse la piel por este país cuando han venido mal dadas. La generación que vivió la Transición sabe muy bien cuánto debe la España actual a don Juan Carlos, algo de lo que es muy consciente el Príncipe cuando repite que su padre cuenta con el respeto generalizado de los españoles pero él tiene que ganárselo. Y se lo está ganando poco a poco, a pesar de que se ha visto obligado a lidiar toros muy difíciles y auténticas campañas de descrédito, aunque ninguna tan seria como las vividas por don Juan Carlos cuando era Príncipe y en los primeros años de democracia.

El Rey, al finalizar en el Congreso el discurso con el que abrió esta legislatura, recibió una larga, entusiasta, cálida y emocionada ovación que humedeció los ojos de la Reina. Don Juan Carlos merecía ese aplauso, lo merecía sobradamente.

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