Manuel / De La Prada

La sartén y el fuego

La tribuna

10 de julio 2013 - 01:00

CAUSA sonrojo ver cómo el PSOE, después de dejar la caja vacía, de hundirnos en la peor crisis económica que se pueda recordar y de habernos entrampado hasta las cejas, todavía tiene la desfachatez de dar lecciones sobre cómo salir de la crisis. En su última propuesta, Estrategia contra el paro masivo, las medidas que contempla son las de siempre: más gastos y más impuestos, aunque éstos sólo los tendrían que pagar los ricos, faltaría más. Las mismas medidas que nos hundieron en la miseria y que desembocaron en el paro masivo del cual ellos son los máximos responsables.

En sus siete años de gobierno el PSOE dobló la deuda pública con la excusa de que había que financiar las inversiones que nos iban a meter en la élite mundial: aeropuertos sin aviones, autopistas sin coches, universidades sin alumnos, trenes sin pasajeros, nuevas aceras, etc. El capital necesario para crear puestos de trabajo se dilapidó financiando obras inútiles y burbujas inmobiliarias, por lo que el despilfarro generalizado desembocó en las cifras de paro más altas de nuestra historia. No es de extrañar que el desempleo aumentase en tres millones de personas.

Los españoles éramos propietarios de un sistema de cajas de ahorros rentable y muy valioso, que el PSOE destruyó con la inoperancia del Banco de España. También éramos propietarios de la obra social que aquéllas poseían y gestionaban: los asilos, las escuelas para discapacitados, las becas para estudiantes necesitados, etcétera. Todo esto se ha perdido.

Cuando el Gobierno se dio cuenta del daño que les había causado con su política, en lugar de asumir su mala gestión intentó financiar la quiebra de las cajas saqueando los ahorros de los españoles, para lo cual les autorizó a colocar entre sus depositantes acciones preferentes y a emitir acciones ordinarias en la Bolsa. La Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Banco de España se tragaron el sapo y así se consumó la gran estafa.

Pero lo que hemos perdido con la quiebra de las cajas no se limita a esto. En vez de dejar que los acreedores (principalmente bancos alemanes y franceses) corrieran con las pérdidas, tanto el PSOE como el PP han subvencionado éstas inyectándoles ingentes cantidades de dinero, traspasando así el coste de la quiebra al conjunto de los españoles y dejando a sus acreedores irse de rositas.

Lo malo es que el PP sigue el mismo camino que inició el PSOE. En su primer año de Gobierno la deuda pública ha aumentado en casi 150.000 millones de euros, y después de año y medio en el Gobierno todavía estamos esperando alguna medida contra el despilfarro. En su lugar, lo único que se les ha ocurrido para reducir el déficit es aumentarnos los impuestos, justo lo contrario de lo que prometían en su programa y de lo que la experiencia enseña: que jamás se deben aumentar los impuestos en medio de una recesión. Las consecuencias han sido las previsibles: la recaudación ha disminuido y otros 850.000 españoles se han quedado sin trabajo durante 2012.

El Estado está absorbiendo todo el dinero que ahorramos, sin dejar nada para que las empresas puedan acometer nuevas inversiones. Por ello, si queremos salir de la crisis es fundamental decidir qué gastos son esenciales y recortar todos los demás sin permitir ninguna excepción. Hacen falta medidas como la fusión de pequeños municipios, la supresión de las diputaciones provinciales, la eliminación de 4.000 empresas y fundaciones públicas, la devolución al Estado de las competencias en materia de educación, sanidad y justicia, la limitación en todas las administraciones públicas del uso de coches oficiales, dietas y teléfonos móviles, la revisión de todas las subvenciones, etcétera.

El PSOE nos hundió en la crisis, y el PP no está dando la talla. Nos encaminamos a toda velocidad a la quiebra del Estado, pero en lo único en que ambos partidos están de acuerdo es en pedir nuevos préstamos a Europa y más tiempo para devolverlos, a fin de mantener una estructura burocrática que emplea a cientos de miles de enchufados y que está asfixiando a los ciudadanos y a las empresas. En vez de poner el partido al servicio de la nación, utilizan la nación para servir al partido.

Para rescatar el Estado de las manos de los que durante tantos años no han hecho más que aprovecharse de él necesitamos un Gobierno libre de ataduras y compromisos, que tenga la voluntad y el programa para liberar a la sociedad española de la carga que le han impuesto PP y PSOE. Un Gobierno que ponga el Estado al servicio de los ciudadanos, que dé ejemplo de austeridad y que acabe con los privilegios de casta. Un Gobierno que ofrezca al ciudadano, por fin, la posibilidad de salir de la sartén sin caer en el fuego.

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