La solución es la cultura

29 de diciembre 2025 - 03:05

Hace unos años, en una entrevista al filósofo sevillano Emilio Lledó, una de las mentes más claras de nuestro país, a la pregunta de cómo veía la situación actual de nuestra sociedad española, contestaba: “La solución no la veo más que en la cultura. Cultura entendida como educación en la libertad, en la verdadera sabiduría...”. No solo como arte o entretenimiento, sino como el tejido conectivo de una sociedad, lo que sostiene, une y protege a los otros tejidos y órganos del cuerpo. Cuando Lledó dice que la solución es la cultura, está planteando que los cambios profundos no vienen solo de las leyes o la economía, sino de la mentalidad y los valores. Y cada vez nos parecen más certeras y luminosas estas palabras.

Ya se ha generalizado la consideración de la cultura como factor de desarrollo socioeconómico. Adjetivando otras actividades como el turismo, hasta apostar por el turismo cultural como pieza clave de nuestra economía. Hemos visto cómo nuestras ciudades pugnan por ser designadas capital cultural europea o gastronómica, y por promover que nuestros monumentos sean elegidos patrimonio de la humanidad, para conseguir inversiones y sobre todo notoriedad y atraer visitantes. En estos momentos quizás conviene recordar que una de las señales más claras de la instalación de la democracia en España fue la creación, por primera vez en nuestra historia, del Ministerio de Cultura en 1977. Aunque muy pronto gran parte de las competencias, casi todas, fueron transferidas a las comunidades autónomas. En principio pareció una buena noticia. Transcurridos los años, creo que ganamos en agilidad administrativa, pero hemos perdido la oportunidad de consolidar un proyecto de Estado, en el entendimiento de la cultura como un elemento esencial para aglutinar nuestra sociedad y factor de consolidación democrática de los españoles, más allá de la suma de las acciones regionales o locales.

Y también la cultura es la solución para las ciudades. Ya está comprobada la capacidad para transformar áreas sin uso o para convertir antiguas fábricas en centros culturales y atraer nuevos visitantes. En Sevilla está acreditado con acierto: Fábrica de Artillería, Festival de Ópera, aumento de reservas en hoteles, según datos facilitados por el sector. Aún no hemos probado de manera decidida la cultura como impulsor social. Llevar espacios y actividades culturales singulares, de primer nivel, a barrios y zonas vulnerables y por qué no decirlo, a barrios pobres. Se está intentando y funciona, pero es más lento y luce menos. Envía un mensaje de dignidad y pertenencia que mejora la seguridad y normalidad ciudadana y hace barrios mejores para vivir. Pero aún nos falta dar el salto de ciudad de servicios y actos culturales a una auténtica ciudad cultural. La cultura no simplemente ocurre en la ciudad, la cultura es la ciudad.

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