Pretende el bipartito socialcomunista que vivaquea en Moncloa hacerse con el fútbol, que es lo de poco que aún no tienen totalmente en sus manos. Para ello utilizan a Luis Rubiales como ariete con el que demoler el fútbol profesional para así apoderarse más fácilmente de él. Siempre dispuestos en Las Rozas para colocar algún palo en las ruedas de ese fútbol que conduce con acierto el muy controvertido y poco empático Javier Tebas.

Coleando todavía el descalzaperros que fue el caso Fuenlabrada y pretendiendo aún una Segunda División con 24 ó 26 equipos, el caballo de batalla es ahora el calendario de Primera y Segunda. Y ahí andan torpedeando cualquier solución que LaLiga pretenda para que las competiciones arranquen el 13 de septiembre. Estamos a menos de veinte días y nadie sabe qué habrá de hacer ese día, adónde viajar, qué hoteles reservar o qué vuelos cerrar, nada de nada.

El sorteo pretende LaLiga que se haga mañana, pero la institución que, sectaria y desmañadamente, maneja Rubiales está en la tarea de torpedearlo en su afán de ir colocando minas en lugares donde pueda Tebas poner su huella. Rubiales, el sucesor que Villar veía con recelo, se ha erigido en brazo armado de un Gobierno que tiene como fin prioritario hacerse con todo lo que se mueva. Y el objetivo es quitarse de encima a Tebas para que la usurpación sea más factible.

Cuando escribo esto, las partes siguen enfrentadas, pero el motor que mueve el fútbol profesional ve cómo le echan a diario arena en sus cojinetes, tanta que hasta puede griparse. Afortunadamente, a Tebas le ha salido un paladín que le defiende y que no es otro que el mejor presidente del fútbol español, el madrileño Ángel Torres, modélico autor de milagros como el del Getafe. ¿Habrá sorteo mañana? ¿Se entrará en una normalidad normal? Ojalá gane el fútbol.