Acababa de plegar velas un salvífico chaparrón, uno de esos chaparrones que nos anda trayendo febrero como paliativo de la seca crujía que padecemos. Había escampado y las gentes colmaban las calles en esa atardecida de viernes cuando nos encontramos con la grata sorpresa de que el salón de actos de los Pinelo también estaba abarrotado. Grata sorpresa la de ver cómo al conjuro de una conferencia, el personal acudía en masa. Hacía frío en la calle y se producía una temperatura confortable al señuelo de una joven académica que se venía arriba perorando sobre su admirado Manuel Chaves Nogales. Fantástica disertación de Eva Díaz Pérez para mejorar el conocimiento del mejor periodista sevillano del siglo pasado, fuera bajaban los mercurios, pero qué alegría comprobar cómo calienta la cultura.