María José Guzmán

El triunfo de la palabra

Puntadas con hilo

Despedirse con honor y elegancia tras 18 años en un cargo público es ya una buena victoria

22 de junio 2021 - 01:45

El hasta hace unos días portavoz del grupo del PP en el Ayuntamiento de Sevilla, Beltrán Pérez, se ha despedido de su cargo con un discurso cargado de elegancia y altura política aplaudido por todos. Un señorío que llama la atención porque hoy se ve en pocas ocasiones. La vida puede ser eterna en cinco minutos y ese tiempo le bastó al popular para transportar al Salón Colón el ambiente que se respiraba en aquellas corporaciones hasta mediados de los 90, donde los concejales se batían con el rival en los plenos y luego se iban a tomar una cerveza.

La política entonces, antes de que Beltrán Pérez aterrizara en la Plaza Nueva, era otra cosa. La relación del recordado Manuel del Valle y el andalucista Alejandro Rojas Marcos, por citar a dos munícipes que fueron alcaldes, era inmejorable. Así lo recordaban afables en un encuentro que mantuve con ellos y con el también socialista Alfredo Sánchez Monteseirín en la campaña de las últimas elecciones municipales, en mayo de 2019. Se prestaron con entusiasmo a hablar de municipalismo y de Sevilla. Y su conversación acabó con un bálsamo reconfortante: la oferta de un acuerdo de altura para Sevilla.

Quizás Beltrán Pérez se ha mirado en el espejo de ellos en estos años de ejercicio político. Durante dos meses meses ha tenido un tuit fijado, una foto donde conversa con Rojas Marcos, Zoido y Monteseirín en uno de los homenajes organizados a Del Valle tras su fallecimiento: "Voy a luchar cada día por el honor que tuvieron ellos, como alcaldes, de servir a sus vecinos".

Si algo no se presta a dudas es que Beltrán Pérez le ha dedicado su vida entera a la ciudad. Hagan cuentas. Se afilió hace 28 años a Nuevas Generaciones y ha pasado ya más años en política que fuera, más del doble de los años que tiene. Los últimos 18 ha estado de concejal en el Ayuntamiento de Sevilla, donde ha crecido. Aquel edil veinteañero especialista en golpes tobilleros y capacitado para ejercer de dóberman ha pasado varias edades, con sus aciertos y también sus errores porque mucha fuerza se le ha ido por el marketing. Y de ni siquiera pensar en ser concejal pasó a ser candidato a la Alcaldía. Pero la aritmética política, suele él contar, le impidió cumplir su sueño y entonces se preparó para ejercer una oposición madura y bien dirigida para cambiar de marcha y recuperar la maquinaria potentísima desplegada en cada barrio que le dio el triunfo al PP en 2011. Era su plan, pero su tropiezo ha sido interno.

Dice que se va sin molestar, y se acordó de Jaime Raynaud, en su discurso hay letra pequeña. Sin recor no sé, pero sí sin aferrarse. Y vuelve al último escaño de su grupo para arrimar el codo y el hombro con humildad. No sólo se irá con trienios acumulados, eso no necesariamente es un mérito, sino con el reconocimiento de políticos de todos los colores a su persona, cuestiones ideológicas aparte. Después de cinco mandatos, la vida también son recuerdos de novilladas, kitesurf, boxeo y gastronomía. Y que elogien hoy a un político por sus palabras y su dignidad, visto lo visto, es de por sí un gran triunfo.

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