ARTE, mucho arte, tela de arte el de esa gente que se arremolina en calle Jabugo para que Lopera se entere, si es que no se ha enterado ya, de que las cosas no pueden seguir así. De haberle hecho a otro club cualquiera lo que le está haciendo al Betis, lo que está haciendo con el Betis, el susodicho no podría ir ni siquiera a ver al Gran Poder. En otro club cualquiera pasarían otras cosas y creo que no habría geos suficientes para protegerlo en sus distintas salidas por los templos de la ciudad. En otro club que no fuese el Betis, a Lopera le habrían dado un par de collejas, o más, pero en el estilo Betis no entra esa forma de comportamiento.

En el estilo Betis, cuando las cosas se torcieron por vez primera, a Lopera no lo insultaron en el palco sino que le pidieron que bajara y metiese ese gol que no entraba nunca porque el que los metía se lesionó y el recambio no venía. A Lopera no tenían el mal gusto de mentarle a su querida madre ni nada parecido, ni un solo insulto, únicamente una petición, la de que a falta de un recambio para Oliveira se prestase él mismo a hacer las veces del formidable ariete varado. Ése es el estilo Betis y no poner el infamante busto en el palco para cubrir la ausencia del original. Estilo Betis donde no debe caber la violencia y sí la chanza o la hilarante petición de que golease él.

Y como el estilo Betis no tiene fecha de caducidad, como las generaciones de béticos van sucediéndose sin perder su esencia, pues ahora toca serenata a la luz de la luna y de las farolas de la calle Jabugo, barrio del Fontanal, Sevilla extramuros. Serenata jocosa que, seguro, no ha de hacerle mucha gracia, ya que el sentido del humor lo perdió prácticamente en la pila bautismal. Pero mejor una tuna cantándole un Clavelitos satírico que un mal rollo camino de San Lorenzo del que los béticos auténticos quedarían muy tocados. Mucho mejor una estudiantina al pie de la ventana como en serenata jocosa que lo que hubiesen hecho otros en parecida situación.