La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

El turismo y la llegada de la curiosidad

Parafraseando a Sabina, si el otoño es la estación que dura lo que tarda en llegar el invierno, la primavera es el regalo que nos llega en cuanto lo permite el invierno. Y eso está a punto de hacerse realidad, justamente cuando sea las cuatro y seis minutos de la madrugada. Ahí arranca la primavera, la estación más cantada por poetas, la que más literatura lleva en su valija y que en Sevilla se convierte en una especie de confortable edén que no siempre se hace realidad. En esta Sevilla nuestra, con la primera luna llena de la primavera llegan los días señalaítos de la semana mayor de la ciudad y aunque hogaño todo el año es toro, antañazo era en este tiempo cuando Sevilla aparecía en el mapa. Tiempos aquellos en que el turismo despertaba curiosidad y no el hartazgo de comprobar que todo el año esto es Venecia.

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