Calle Rioja

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

"La he visto 17 veces y siempre me emociono"

Tributo. El día 31 se cumplen 95 años de la muerte de Aníbal González. En la Once se proyectó la película y un coloquio con el nieto y los arquitectos Víctor Pérez Escolano y Fernando Mendoza

Todos los participantes en el coloquio posan en la sede de la ONCE en la calle Resolana.

Todos los participantes en el coloquio posan en la sede de la ONCE en la calle Resolana. / José Luis Montero

ES imposible pasear por Sevilla sin encontrarse con un edificio de Aníbal González. “Vivió 52 años, hizo más de quinientos edificios y no hay dos iguales”, dice Fernando Mendoza (Valencia, 1947). Como los viernes de Cine Clásicos de Garci, primero se proyectó la película y después hubo coloquio. La proyección tuvo lugar en la sede de la Once en Resolana, a escasos metros de la subcentral de la Compañía Sevillana de Electricidad, calle Feria, 154, obra de 1906-1907. Un coloquio introducido por Cristóbal Martínez, delegado de la Once en Andalucía, Ceuta y Melilla en el que el papel de Garci le correspondió a este cronista.

Además de Mendoza, estuvieron los dos grandes biógrafos de Aníbal González. La biografía escrita por Víctor Pérez Escolano (Valencia, 1945), arquitecto que además ha sido catedrático de Historia de la Arquitectura, goza de excelente salud y ha sido objeto de tres ediciones. La primera, de 1973 (en tiempos de Carrero Blanco); la segunda, de 1996 (tránsito de Felipe González a Aznar); la última, de 2017 (gobierno de Mariano Rajoy, un año antes de la llegada de Pedro Sánchez). Un libro que es una Plazoleta del Tiempo, como se llegó a llamar la Plaza Virgen de los Reyes en tiempos de Aníbal González.

El segundo biógrafo no es arquitecto. Dice que lo intentó pero se le daban muy mal el Dibujo y las Matemáticas y se hizo dentista. Aníbal González Serrano (Sevilla, 1948) lleva el nombre de su abuelo. Es hijo de Fernando González, penúltimo de los ocho hijos del arquitecto que reinventó Sevilla y de Ana Gómez Millán, hija de José Gómez Otero y de los hermanos José, Antonio y Aurelio Gómez Millán, los tres colegas de su cuñado. El doctor González Serrano tenía la consulta en un edificio de la calle Rioja diseñado por su tío-abuelo Aurelio. En la sala de espera, el paciente se encontraba con una maqueta de la Basílica de la Milagrosa, el proyecto inconcluso cuyos cimientos llegó a inaugurar el rey Alfonso XIII.

El nieto de Aníbal González presentó su biografía hace dos años en el teatro de Capitanía, una obra de su abuelo. Ya se han agotado los 1.700 ejemplares y están haciendo una edición en inglés “porque me han pedido el libro desde países como Corea del Sur o Arabia Saudí”. La figura de Aníbal González se agiganta con el tiempo. El próximo 31 de mayo se cumplen 95 años de su muerte, junto 22 días después de que Alfonso XIII inaugurase la Exposición Iberoamericana de 1929 de la que había sido su arquitecto-director desde que ganara el concurso. Es el gran ausente en la foto de Alfonso Grosso que preside el Salón del Almirante del Alcázar.

Aníbal González Serrano es nieto biológico de Aníbal González Álvarez-Ossorio (1876-1929). Víctor Pérez Escolano y Fernando Mendoza son sus nietos profesionales. Curiosamente, los dos nacieron en Valencia. Pérez Escolano, porque fue el destino de sus padres como refugiados, su padre había trabajado en misiones de mensajería para las embajadas en la República. El padre de Fernando Mendoza dirigía el hospital de Játiva, de donde fue trasladado a Huelva, ciudad desde la que vinieron en noviembre de 1961 a ver la Alameda inundada por la riada del Tamarguillo.

La película y el posterior coloquio tuvieron lugar el miércoles 22 de mayo, veinte años después de la boda de Felipe y Letizia. El bisnieto del rey en cuyo reinado trabajó Aníbal González. Nace después del final de la Primera República y muere dos años antes de que se proclame la Segunda. Por cuna es de la generación del 98: en 1872 nace Baroja; en 1873, Azorín; en 1874, Manuel Machado; en 1875, Antonio Machado. En 1876, Aníbal González. Simbólicamente es como el tercer Machado que también soñaba con la gran Sevilla. “Sin mi abuelo, Sevilla seguiría existiendo, pero sería otra Sevilla”, dice su nieto y biógrafo.

Por obra podría incardinarse en la generación del 27. Termina la carrera en 1902, el año que nacen Cernuda y Alberti, y es el soñador que convierte los ideales en la realidad de la Sevilla del 29. Entre el público, estaba Amparo Graciani, que interviene en la película y acaba de ser nombrada comisaria de los actos del centenario de la Exposición del 29.

Un nudo capicúa une las dos Exposiciones, igual que la de Barcelona del 29 y los Juegos Olímpicos del 92. Los dos arquitectos participaron activamente en la Exposición de la Cartuja. Pérez Escolano en sus preparativos, formando parte como concejal del Ayuntamiento que presidía Luis Uruñuela, mandato en el que Sevilla es elegida para organizar el certamen, inicialmente junto a Chicago. Es un Ayuntamiento donde cada grupo político tiene un arquitecto: la UCD, Francisco Pavón; el PSOE, Javier Queraltó; el PSA, Vicente Sanz; el PCA, Pérez Escolano. El alcalde Manuel del Valle asumirá la ingrata tarea de abrir la ciudad en canal para las obras y Alejandro Rojas-Marcos será el que corte la cinta con Juan Carlos I, nieto de Alfonso XIII y padre de Felipe VI.

Fernando Mendoza intervino en las dos Exposiciones. En la del 29, dirigió la rehabilitación del Costurero de la Reina, obra de Juan Talavera padre, y en la del 92, fue el arquitecto de los pabellones de Polonia, Bulgaria, Filipinas e Indonesia y director de obras en los de Valencia, Canadá y Pabellón Real. Los turistas vienen a ver la de 29. La del 92 ha dejado un legado tecnológico, empresarial, de ocio y un campus universitario.

‘Aníbal. El arquitecto’ la dirige Paco Ortiz y la produce José Carlos de Isla (Sarao Films). La música es de Pablo Cervantes, que también compone la de la película sobre los Álvarez Quintero de los Compadres. Los dramaturgos que dijeron de Aníbal González que era “el arquitecto de la luz y del color”. En la película intervienen Manuel Nieto y Guillermo Plaza, coautores junto a Manuel Osuna de la estatua de Aníbal González en la plaza de España. “Con ésta son 17 las veces que he visto la película de mi abuelo, y siempre me emociono, le descubro algo nuevo”, dice Aníbal González Serrano, nieto en una estirpe con muchos Aníbales y pocos arquitectos. El domingo puede llegar a verla 18 veces, porque parece que la 2 la va a emitir en el programa Imprescindibles.

El arquitecto que trabajó pese a los estragos del desastre de Annual y el atentado contra Eduardo Dato, con las secuelas de la revolución Rusa o la Primera Guerra Mundial, la dictadura de Primo de Rivera, da para varias películas. En su luna de miel visitó prisiones de toda España pensando en el proyecto de Cárcel Celular, el primer encargo oficial que recibió nada más acabar la carrera. Siempre vivió de alquiler. Fue objeto de un atentado anarquista. El pueblo de Sevilla le sufragó una vivienda en la Palmera para su viuda. Allí la visitó Víctor Pérez Escolano cuando jovencísimo preparaba la biografía del arquitecto. También conoció a “tías Pilar y Catalina”, como llama el nieto a las hermanas de su abuelo. Su entierro fue en la década de los veinte el más multitudinario junto al de Joselito. “La familia se negó al espectáculo de que pasearan el féretro por la plaza de España”, dice el Aníbal dentista. “Pero cuando muere mi abuela Ana sí llevamos sus restos a la plaza de España”. El monumento más visitado de la ciudad. El banco de Alicante refiere una batalla de Amílcar Barca, el padre de Aníbal. Nombre cartaginés, al arquitecto Aníbal González le fascinaba Roma y lo nota quien ve en detalle las maravillas de ese semicírculo con los 48 bancos provinciales. Es imposible no encontrarse con su obra. Sales de la Resolana. Si vas a pie por Trajano, te encuentras con la Capilla de los Luises. Si vas por Amor de Dios, con el cine Trajano. Y en la Campana, el Café de París.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios