¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Repeticiones y repetidores
EL dicho popular pretende que la realidad supera a la ficción. Pero las fantasías nos confunden a diario. Con el paso de los años, es difícil establecer si fue Bush quien llamó Ánsar a su fiel amigo el presidente del Gobierno español, en aquellas entusiastas apariciones ante la prensa, o fueron los guiñoles de Canal Plus los que popularizaron el término. Lo cierto es que en nuestro inconsciente colectivo Ánsar se ha convertido en el sosias de Aznar.
Si el desliz fue cosa del George Bush de carne y hueso y no de su muñeco, seguro que se trató de un acto fallido. El ánsar es un ganso, que suele pasar los inviernos en Doñana. Pero ganso en castellano tiene una serie de acepciones peyorativas, tales como hombre perezoso, descuidado, malcriado, torpe, incapaz o patoso. También, atentos al detalle, hombre que presume de chistoso y agudo, sin serlo.
Hay ciertos americanismos con ganso. En Ecuador llaman así a las personas codiciosas, dicho sea sin ánimo de señalar. Lo cierto es que cuando la marmita del caso Gürtel está a punto de ebullición, el ex presidente hace su aparición en Antena 3 el pasado martes para llevarse por delante a todo bicho viviente. Prisa, su antiguo amigo Berlusconi, la política del Gobierno o la falta de liderazgo de Rajoy. Y amenaza con volver.
Sorprende que hable de Berlusconi, por dos veces, como un "procesado y condenado". Han sido muy amigos y Andalucía ha sido testigo de alguno de sus episodios más íntimos. De hecho Aznar, Berlusconi, Agag y Correa coincidieron el 7 de julio de 1999 en Torremolinos en el mitin con el que el PPE celebró su triunfo en las elecciones al Parlamento Europeo de aquel año. Los grandes tenores del mitin fueron los primeros ministros italiano y español. Fue el acto más relevante de cinco días de reuniones y asueto de más de 600 personas entre eurodiputados salientes y entrantes, acompañantes, asesores y funcionarios. El evento lo montó Correa. Y el secretario general del Grupo Popular Europeo era Alejandro Agag.
También le falla la memoria cuando presume de que bajó los impuestos cuando llegó al Gobierno. Su reforma fiscal entró en vigor en 1999. Pero Aznar era presidente desde mayo del 96. Tardó en hacerlo 32 meses. Si se diera el mismo plazo, Rajoy tiene todavía por delante quince meses. Pero entonces había una ola de crecimiento económico mundial. Y ahora la situación es la contraria. El ministro de Hacienda ha definido la propuesta de bajar los impuestos de inmediato como producto de añoranzas melancólicas. Ahí queda eso. La última indirecta del PP le llegó a Aznar ayer mismo. González Pons advirtió contra quienes se apuntan a lo fácil, a decir que España va mal. El famoso lema aznarista España va bien puesto en negativo.
El antiguo patrón del PP se ha puesto en evidencia. Aunque quizá sea más simple. Es semana de relevo: se va Mourinho y revolotea Ánsar. Este país es pequeño para dos egos tan enormes.
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