Uno de los reclamos con mayor peso a la hora de decidir la adquisición de un automóvil es la protección de los ocupantes, dotando al mismo de un conjunto de elementos de seguridad activa y pasiva (airbag, cinturones, frenos, detectores de fatiga...) que hacen que sea más o menos atractivo para el consumidor y que tenga mayor o menor precio en el mercado.

En cambio, y aun siendo la protección de la salud y la vida de las personas un derecho recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos y una prioridad para cualquier nación que presuma ser un Estado de Derecho, no todas las políticas contemplan el objetivo de establecer y desarrollar instrumentos útiles para doblegar las curvas de desequilibrios sociales que facilitan el incremento y la consolidación de la pobreza, con las negativas consecuencias que de ello se derivan para la salud pública, tal como está dejando al descubierto la pandemia actual. 

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