Una legislatura complicada

Editorial

Si al PP, como parece probable, le toca liderar la oposición, tendrá con la mayoría en el Senado y el poder territorial elementos sobrados para ejercerla

03 de agosto 2023 - 00:45

Una vez que se constituyan las Cortes el próximo día 17, y a no ser que se produzca una convulsión política, Pedro Sánchez va a ser el único dirigente con posibilidades reales de ser investido como presidente del Gobierno. Esa es una realidad que, lógicamente, no ignora el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, que está en su perfecto derecho, como triunfador de las elecciones generales, de proponerse ante el Rey en el turno de consultas como candidato. La petición de una reunión inmediata con Sánchez, que este ha rechazado, va en esa línea, mucho más testimonial que realista. Sin embargo, si finalmente a Núñez Feijóo le toca ejercer el papel de líder de la oposición, va a contar con una acumulación de poder e influencia en el debate político que no han tenido sus predecesores. En primer lugar, porque la única fórmula que puede arbitrar el dirigente socialista lo condena a una estabilidad precaria y a un Gobierno que inevitablemente tendrá que hacer concesiones tanto a su socio de izquierdas, Sumar, como a los nacionalistas catalanes y vascos más radicales y extremistas. Pero también porque nunca el principal partido de la oposición acumularía la mayoría absoluta en el Senado, con una capacidad de bloqueo limitada pero efectiva, y un importantísimo poder territorial tanto en los gobiernos autonómicos como en los principales ayuntamientos. La capacidad de las regiones y las ciudades para lanzar desafíos al Gobierno es un factor que no debe ser minusvalorado, así como el necesario concurso del Senado en trámites como, por ejemplo, la renovación de los órganos constitucionales. Así las cosas, si Sánchez logra tejer las alianzas que se propone, puede darse la paradoja de que un Gobierno condenado a la debilidad tenga enfrente a una oposición en posesión de muchos resortes, lo que conduciría a una legislatura muy complicada para el inquilino de la Moncloa. Una complicación que sería, por otra parte, reflejo de la profunda división política que se ha instalado en la sociedad española.

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