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Tribuna

luis vadillo

Director del Instituto BBVA de Pensiones

Los andaluces y su jubilación

Más de la mitad de los pensionistas andaluces albergan algún temor por el pago de su pensión, frente al 35% de la media nacional

Los andaluces y su jubilación Los andaluces y su jubilación

Los andaluces y su jubilación / rosell

La emergencia sanitaria provocada por el Covid-19 y el parón de actividad motivado por el confinamiento han asestado un duro golpe a la economía mundial y han provocado una crisis sin precedentes desde la Gran Depresión de los años treinta del siglo XX. Al margen de las consecuencias humanitarias de esta pandemia, la crisis económica tendrá también un gran impacto presupuestario en todos los programas de bienestar, incluidos, por supuesto, los sistemas de pensiones.

Un estudio reciente sobre el impacto de la pandemia del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones alertaba de que los ceses de actividad pueden acabar siendo muy negativos, tanto para los derechos futuros de pensión de los trabajadores como para la sostenibilidad instantánea del sistema de pensiones.

La Seguridad Social española ya arrastraba un déficit de aproximadamente el 1,4% del PIB a finales de 2019; un déficit que aumentará en 2020 por la crisis y el descenso de las cotizaciones sociales por el crecimiento del desempleo. Si no se toman medidas a medio y largo plazo ese déficit seguirá al alza por el incremento de la esperanza de vida y de la jubilación de la generación del baby boom. A esto hay que añadir el hecho de que las nuevas pensiones entren con un desequilibrio actuarial que sobrepasa el 30% de media. Es decir, el valor que recibirá un nuevo pensionista es una cantidad superior a todo lo que ha cotizado en la mayoría de los casos.

A corto plazo, y una vez agotado el fondo de reserva de la Seguridad Social -que cumplió su cometido durante la crisis de 2008 a 2013-, el sistema necesitará recursos adicionales para poder pagar las pensiones.

Pero es necesario abordar reformas estructurales del sistema de pensiones para garantizar su sostenibilidad y, al mismo tiempo, su capacidad para pagar pensiones suficientes. Estas reformas estructurales deben acompañarse también de retos como lucha contra cambio climático, la sostenibilidad o la transformación digital. Asimismo, una de las palancas principales para que el sistema productivo funcione mejor es disponer del capital humano necesario.

Ante esta situación, ¿qué perspectivas tienen los andaluces sobre su jubilación? En la última encuesta del Instituto BBVA de Pensiones, realizada entre el 27 de mayo y el 13 de junio de este año, más de la mitad de los pensionistas andaluces albergaron algún temor por el pago de su pensión, frente al 35% de la media nacional. Por el contrario, no se vieron diferencias significativas sobre la probabilidad de un recorte que afecte a las pagas extras. En torno a seis de cada diez pensionistas consideran ese resultado poco probable.

En cuanto a la percepción de si es necesario ahorrar para la jubilación,ocho de cada 10 andaluces considera que es conveniente hacerlo, pero sólo dos de cada 10 han comenzado. Es decir, los andaluces tienen claro que deben ahorrar para la jubilación, pero la mayoría no lo lleva a cabo.

Por cierto que durante el periodo de confinamiento uno de cada dos andaluces logró ahorrar y seis de cada diez andaluces mostraron su intención de gastar menos y ahorrar más a partir de ahora, situándose claramente por encima de la media nacional (51%). El motivo podría ser el impacto que ha tenido el confinamiento en las perspectivas vitales de los andaluces.

Pero para que todos podamos llegar a la jubilación en condiciones similares a las actuales es inevitable afrontar la reforma del actual sistema de pensiones. El reto no es sólo la reforma, también los ingredientes que se elijan para cocinarla. Desde un sistema de reparto de cuentas nocionales hasta alargar las carreras profesionales para corregir el déficit actuarial del sistema y proveer de pensiones potencialmente más elevadas o complementar la pensión pública con un sistema complementario ocupacional (de gestión pública, con una única cuenta por trabajador independiente de la empresa y con una gestión de las inversiones realizada por un gestor público o privado). Todo ello aderezado con un sistema de mochila austriaca para los casos de despido y que se pueda reutilizar para capitalizar la jubilación si no se ha hecho uso de ella.

Además, contamos una nueva baza, el teletrabajo, que nos puede ayudar a mejorar el futuro de las pensiones. Por un lado, las empresas que se han adaptado e implantado esta nueva forma de trabajo tendrán una mayor capacidad para crear empleo más productivo, además de permitir al trabajador una mejor conciliación de la vida familiar y laboral. Pero, por otro lado, también puede animar a los empleados a retrasar la edad de jubilación.

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