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Tribuna

Francisco Fonseca Morillo

Director de la Representación de la Comisión Europea en España

La herencia verde de la Unión Europea

La UE fue uno de los mayores impulsores del Acuerdo de París, cuyo objetivo es el de mantener el aumento de la temperatura media por debajo de los 2ºC

La herencia verde de la Unión Europea La herencia verde de la Unión Europea

La herencia verde de la Unión Europea / rosell

Las próximas elecciones al Parlamento Europeo que tendrán lugar en España el 26 de mayo son cruciales por muchas razones, porque en ellas todos los europeos nos jugamos mucho en lo que se refiere a nuestro futuro común. De ahí el lema de las mismas: "Esta vez voto". Todos tenemos muchos motivos para votar, pero hoy quiero compartir con ustedes uno que forma parte ya del ADN Europeo: la lucha contra el cambio climático. Los últimos años han sido muy positivos en esta materia; la Unión Europea (UE) ha aprobado políticas y medidas que servirán para que nuestros hijos y nietos estén orgullosos de la herencia verde que les dejamos y que habrá que proseguir después de las elecciones de mayo.

Es indudable que el impacto del calentamiento global está transformando nuestro entorno y que incrementa la frecuencia y la intensidad de fenómenos meteorológicos extremos. Por eso no es de extrañar que, en el último Eurobarómetro dedicado a este asunto (publicado en septiembre de 2017), el 74 % de los encuestados considerara el cambio climático un problema muy serio.

En consonancia con esta preocupación, en los últimos cinco años la UE ha intensificado sus esfuerzos para liderar la lucha contra este fenómeno. Lo ha hecho desde la convicción de que las políticas para combatir el cambio climático y la política energética deben ir de la mano. Así, se decidió que para el año 2030 la UE en su conjunto deberá alcanzar una reducción de nada menos que un 40 % de sus gases de efecto invernadero (tomando como referencia los niveles de 1990), mejorar su eficiencia energética en un 27 % y aumentar el uso de energías renovables en un 32 %.

Hay tres pilares que la Comisión Europea ha ido desarrollando estos años: liderazgo internacional, puesto que el cambio climático es un problema global; reducción y límites a las emisiones de los sectores más contaminantes y desarrollo de una política ambiciosa para estimular el uso de las renovables.

La UE fue uno de los mayores impulsores del Acuerdo de París, cuyo objetivo es el de mantener el aumento de la temperatura media por debajo de los 2ºC, tomando como referencia los niveles preindustriales. En el exterior, este acuerdo sirvió para que la UE se posicionara como un actor líder en materia de cambio climático, en el interior, sirvió como catalizador para que Europa se planteara un objetivo más ambicioso: conseguir una economía baja en carbono para 2050.

Cumplir con el acuerdo de París implica reducir y limitar emisiones, pero también una transformación socioeconómica a todos los niveles. Por eso, en mayo de 2018 se adoptó una normativa europea por la que cada país deberá reducir las emisiones de sectores como el transporte, la agricultura y la construcción, entre otros. Así, España deberá bajar sus emisiones en un 26 % entre 2021 y 2030. Esta legislación tiene su importancia ya que estos sectores suponen el 60 % de las emisiones globales de la UE.

La industria cementera, la del acero y la de generación de electricidad, entre otras, figuran entre los sectores que más energía usan en sus procesos de fabricación y representan el 45 % de las emisiones totales de la UE. En 2005 la UE puso en marcha su sistema de comercio de emisiones, que ponía un límite europeo a las emisiones de estas industrias y establecía un mercado de compra y venta de emisiones. Recientemente, este sistema se ha actualizado para acotar aún más la cantidad de emisiones de la UE.

Las políticas de reducción de emisiones deben ir acompañadas de otras que permitan transformar la manera en que generamos energía, construimos nuestros edificios o nos movemos. Por eso, en diciembre de 2017 la UE actualizó su Directiva de energías renovables con objetivos más ambiciosos: para el año que viene el 20 % de la electricidad que se genere en la UE deberá provenir de renovables: sol, agua, viento, biomasa… Estas fuentes son mucho menos contaminantes que las que se usan hoy en día para generar electricidad (gas, petróleo y carbón).

Todos estos cambios implican transformaciones socioeconómicas importantes y conciernen por tanto a todos los sectores. Pero, gracias a ello, la Unión Europea y la sociedad europea dejaremos huella, no de carbono, sino como potencia verde que contribuye a que nuestro planeta sea más habitable hoy y en el futuro. Ésta es, en mi opinión, una excelente razón para participar en las elecciones al Parlamento Europeo del 26 de mayo.

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