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El primer viaje de la anguila

  • Medio Ambiente suelta 2.500 larvas en el Guadalquivir para recuperar la especie. Cuando crezcan, migrarán para reproducirse en el Atlántico.

Hasta hace aproximadamente medio siglo, la pesca del esturión suponía una seña de identidad de los pueblos ribereños del Guadalquivir, entre los que se encontraba Alcalá del Río. La explotación descontrolada y la construcción de la cercana presa fluvial provocaron que esta especie, a partir de cuyas huevas se prepara el caviar, no pudiera acudir a criar a Andalucía. 

La Unión Europea detectó en 2008 que la anguila podría compartir el destino del esturión si no se controlaba la pesca de esta especie. Para cumplir con la normativa comunitaria, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía puso en marcha en 2011 un plan de recuperación de la anguila que, entre otras iniciativas, incluía la suelta de alevines de esta especie -conocidos como angulones- en distintos ríos de la comunidad. 

La consejera María Jesús Serrano ayudó ayer a liberar 2.460 ejemplares en los 17 kilómetros que van entre la presa de Alcalá del Río y Cantillana. Estas crías fueron capturadas entre mayo y agosto en las marismas del Guadalquivir por seis pescadores contratados especialmente para esta actividad. Desde aquí, son trasladadas al Centro de Cría y Conservación de Peces Amenazados de Los Villares (Córdoba), donde crecen hasta alcanzar una talla de 12 centímetros. 

Si tienen alimento suficiente y ningún cormorán se sirve de ellas como alimento, los angulones pasarán seis o siete años en aguas del Guadalquivir y sufrirán una metamorfosis para convertirse en lo que se conocen como anguilas plateadas. En esta nueva fase, los peces comenzarán una migración de 7.000 kilómetros hacia la zona central del Atlántico, para llegar al mar de los Sargazos, donde se reproducirán y morirán. Las nuevas larvas utilizarán la corriente del Golfo para llegar a los ríos europeos y cerrar el ciclo. 

El plan de recuperación, que incluye una prohibición de 10 años de la pesca de esta especie, es una colaboración de la Administración andaluza con el departamento de Zoología de la Universidad de Córdoba. El catedrático encargado del proyecto, Carlos Fernández, señaló que desde su puesta en marcha se han soltado casi 45.000 crías de anguila de las que se espera una tasa de supervivencia del 40%. Fernández explicó que el objetivo es que lleguen al Atlántico la mayor cantidad de hembras posible. Por este motivo, los angulones se sueltan en una etapa en la que su sexo no se ha definido. Al liberarse poblaciones de escasa densidad, es decir, en pequeña cantidad, el desarrollo natural de la anguila las transformará en hembras, que llegan a alcanzar los 50 centímetros. 

El catedrático destacó el éxito que están teniendo hasta ahora las medidas de conservación, que han provocado que vuelvan a verse anguilas en la costa andaluza e incluso en la dársena del Guadalquivir. Además incidió en que la moratoria de pesca ha beneficiado a otras especies de interés comercial, como el boquerón o el langostino, que también utilizan como espacio de cría los últimos 40 kilómetros del curso bajo del río. A este respecto, la consejera María Jesús Serrano hizo hincapié la importancia de esta iniciativa, no sólo para la recuperación ambiental, sino también para poder dar oportunidades de empleo a los pescadores andaluces.

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