Francisco Herrera del Pueyo | Médico y presidente de Proyecto Hombre Sevilla

“El sistema público de salud mental es un desastre”

  • Pocas personas en la ciudad conocen tan de cerca el problema de las adicciones como este cura secularizado

  • La ONG celebra el próximo jueves una subasta de arte para recaudar fondos

Francisco Herrera del Pueyo

Francisco Herrera del Pueyo / José Ángel García

Francisco Herrera del Pueyo (Sevilla, 1955) lleva toda la vida vinculado al Patrocinio: como vecino, como hermano del Cachorro, como párroco y, desde hace ya 20 años, como médico casado dedicado en cuerpo y alma a la gran causa de su vida: Proyecto Hombre, la ONG dedicada a la rehabilitación de drogadictos. Este doctor especialista en aparato digestivo, que fue párroco en unas marismas que parecían el far west, conserva aún ciertas maneras clericales y una fe a prueba de bombas. Su labor ha sido fundamental para sacar adelante un proyecto por el que han pasado más de 20.000 personas y que no siempre ha contado con el apoyo de la Junta de Andalucía, algo que ha empezado a cambiar con el actual Gobierno andaluz. En Sevilla todo el mundo conoce Proyecto Hombre, quizás porque prácticamente no existe familia que no haya sentido muy de cerca el zarpazo de las adicciones. Como él mismo dice, por las sedes de esta ONG han pasado todo tipo de gentes, desde los más habituales marginales con familias desestructuradas, hasta abogados, empresarios o arquitectos. Incluso una monja de clausura y un duque. Ahora, el próximo día 24, Proyecto Hombre celebra una subasta de arte en la Fundación Cajasol. Por 30 euros, cena y diversión garantizadas.

–Estamos en la sede de Proyecto Hombre, en el Patrocinio, Triana, un barrio que no es extraño para usted. 

–Nací justo ahí enfrente, el mismo día del Patrocinio, cuando todavía no estaba hecha la iglesia grande y todas las actividades importantes de la Hermandad del Cachorro se hacían en mi casa, que era muy bonita y tenía un patio grande. Después estuve de cura del Cachorro. Estaba predestinado. 

–¿Es por eso que ubicaron aquí la sede de Proyecto Hombre? 

–Estábamos buscando un terreno para hacer la casa y un día le dije a Soledad Becerril que junto al Cachorro había un solar municipal. Nos lo dio. Teníamos miedo al rechazo que podíamos encontrar en Triana, pero el día que pusimos la primera piedra organizamos una gran fiesta y todo el barrio se volcó. Enrique Osborne –que fue uno de los grandes impulsores de Proyecto Hombre– y yo nos mirábamos y decíamos: si la gente supiese que no tenemos dinero para poner la segunda piedra…  

–¿Nunca han tenido problemas con los vecinos? 

–Nunca, en ninguna de nuestras casas. Los vecinos siempre nos han apoyado. En la época en la que la Junta de Andalucía no nos ayudaba hemos pasado dificultades económicas gravísimas, pero la gente siempre nos ha respondido. Los cimientos de esta casa se pusieron gracias a los grupos jóvenes de las cofradías. Sevilla, pese a ser una ciudad muy difícil, nos ha ayudado mucho. Puede que sea porque por aquí han pasado personas de todo tipo y condición, desde una monja de clausura hasta un conocidísimo duque, pasando por profesionales, hijos de empresarios, etcétera. Tenga en cuenta que en nuestros 31 años de historia han pasado por aquí más de 20.000 personas.

–¿Una monja de clausura? 

–Sí, para venir a las terapias se tenía que quitar el hábito. 

El día que abrimos Proyecto Hombre en un chalet de Heliópolis había 22 familias en la puerta esperando

–Se salió de cura para casarse.

–Estuve 20 años de cura, pero me enamoré y tengo tres hijos. De alguna manera sigo siendo muy cura, mi fe no se ha tambaleado.

–¿Qué opina del celibato obligatorio para los sacerdotes?

–Tarde o temprano tendrá que ser opcional. La mayoría de los creyentes no tendrían problemas con que esto fuese así.

–¿Cómo llegó usted a concienciarse del problema de la droga? 

–Estudié Medicina y estaba en el entonces Hospital de García Morato. Eran los ochenta y empezó la llamada epidemia de la heroína. Veía llegar a los jóvenes destrozados, con el hígado machacado, y muchos se morían en la calle. El yonki de entonces era muy visible, porque la heroína no tiene silencio clínico. Cuando alguien la consume, al mes se le pone cara de yonki. No había recursos para atenderlos adecuadamente. 

–¿Después de estudiar Medicina se hizo cura? 

–Sí, cuando acabé la especialidad, empecé a estudiar Teología. Me ordené y me mandaron a los pueblos de colonización que hay entre Los Palacios y Lebrija, ocho poblados que eran inmundos. Era curioso, habían hecho unos buenos proyectos urbanísticos y había todo tipo de dotaciones: escuelas, ambulatorios, iglesias, pero no había ni maestros, ni médicos, ni curas… El Arzobispado me tuvo que comprar un todoterreno para moverme, porque no había carreteras y en invierno todo se inundaba. La verdad es que hacía más de médico que de cura.  

–¿Cómo fueron aquellos años?

–Al igual que ahora, la droga entraba por el río y muchos chicos jóvenes empezaron a engancharse a la heroína. Fue muy llamativo y espeluznante. Tuve que asistir como médico y enterrar como cura a muchos de estos muchachos. En una semana fueron tres. Entonces acudí a hablar con don Carlos Amigo y le dije que teníamos que hacer algo. Creamos una mesa de trabajo en Cáritas y empezamos inspirados en el Progetto Uomo de Italia, creado en 1979 como un sistema terapéutico de rehabilitación de drogodependientes, que incorpora las experiencias de Maxwell Jones y Daytop en las comunidades terapéuticas y que utiliza la autoayuda y el encuentro como base fundamental. Estuve un año en Roma aprendiendo y en 1991 empezamos a trabajar en Sevilla como Proyecto Hombre. En esos momentos la droga y el terrorismo eran los dos asuntos que más preocupaban a los españoles. También fue un momento de esplendor del voluntariado organizado. Además de Proyecto Hombre aparecieron Sevilla Acoge, Nuevo Futuro, Alternativa Abierta… 

–¿Cuál fue su primera sede? 

–Cáritas nos alquiló un chalecito en Heliópolis. No hicimos ningún tipo de propaganda y el primer día que abrimos las puertas había 22 familias haciendo cola…  

Hemos atendido a todo tipo de gentes, desde una monja de clausura hasta un conocido duque

–En estos más de 30 años habrá visto mucho dolor. ¿Se acostumbra uno o se sigue llevando los problemas a casa? 

–Aunque seas médico nunca te acostumbras al dolor y la muerte, a que la enfermedad triunfe sobre la vida. Y, sin embargo, vas todos los días a trabajar. Compensa porque hay mucha gente que sale adelante.  

–¿Son muchos los miembros de Proyecto Hombre? 

–Somos 45 profesionales y el doble de voluntarios. No todo el mundo está capacitado para trabajar con drogadictos, pero si eres capaz de hacerlo el contacto con estas personas es un privilegio, porque te regalan su vida, su intimidad, sus sentimientos, sus emociones… 

–Hemos hablado de la heroína, ¿pero cómo ha evolucionado el consumo de drogas? ¿Cuál es ahora el mayor problema? 

–En estos últimos treinta años se ha producido un cambio importante de la heroína a la cocaína que responde a cuestiones geopolíticas. La guerra de Afganistán hizo que no hubiese heroína en el mercado, por lo que las mafias apostaron por una droga que antes era muy minoritaria, la cocaína. En la época de los yonkis los consumidores de cocaína no se consideraban drogadictos. Alguien puede estar años tomando cocaína sin que nadie lo note.  

–¿Cuándo se dio este gran cambio de la heroína a la cocaína? 

–En España a finales de los noventa, pero en Sevilla, concretamente, fue muy importante la Expo. Hubo muchos profesionales de la construcción que tomaron cocaína para doblar e incluso triplicar turnos de trabajo y ganar mucho dinero. 

–Las mafias de la droga son uno de los grandes enemigos de la sociedad actual. 

–Su gran triunfo no ha sido tanto meter droga en los patios de los colegios, sino el convencer a los padres de que no es un problema tan grave. Con el cambio de la heroína a la cocaína también apareció un tipo de drogadicto que antes era impensable, esos arquitectos, abogados o profesores a los que se les va de las manos un consumo que ellos creen que controlan. También empezaron a caer en la droga muchos adolescentes y jóvenes de familias estructuradas, que se iniciaron en el consumo alcohol al modo anglosajón, muy concentrado en el fin de semana y en grandes cantidades. Cualquiera de los que ya tenemos una edad hemos podido tomar algo de alcohol en nuestras casas, con nuestros padres y de forma controlada. Ahora es improbable, y los menores beben solos, sin la familia. Las drogas que están haciendo estragos en la juventud son el alcohol y el cannabis (los porros). 

–¿Y las famosas pastillas sintéticas? 

–Es un paso previo a la cocaína. No es un gran negocio para las mafias y si las venden es para captar clientes.

–Una siniestra técnica de marketing. 

–Exacto. Nadie se mete de golpe en la cocaína. 

La Expo 92 fue muy importante para la introducción de la cocaína en Sevilla

–¿Y las llamadas adicciones sin sustancias? 

–Las pantallas… Hay casos muy graves, como el reciente crimen de Elche deja claro. Es un auténtico problema que puede llevar al bajo rendimiento escolar y a dificultades en la sociabilización de los adolescentes… Hay niños que prefieren quedarse en casa y relacionarse a través de las pantallas, en vez de irse a la calle a divertirse. Cuando las familias intentan poner un poco de orden aparecen conductas disruptivas y violentas. 

–¿Ayudan a Proyecto Hombre las administraciones públicas? 

–Las competencias de las adicciones corresponden a las autonomías, pero el Ayuntamiento de Sevilla se ha portado con nosotros estupendamente, independientemente del partido que estuviese en el poder. No se puede decir lo mismo de la Junta de Andalucía. En el norte de España las autonomías han colaborado estrechamente con el voluntariado organizado y con los profesionales benéfico-asistenciales privados, con una fórmula muy parecida a la de los colegios concertados. Pero en Andalucía, desde el primer momento, la Junta decidió hacer su propio plan de drogas sin contar con los demás. Nos han dado todas las medallas y tanto Chaves como Susana Díaz vinieron a visitarnos… Tenemos un almacén lleno de premios y reconocimientos, pero históricamente no nos han dotado de recursos. Sin embargo, sí es verdad que, ahora, el nuevo Gobierno está colaborando más estrechamente. 

–¿Quiénes desarrollan más adicciones, los hombres o las mujeres? 

–Muchísimo más los hombres, pero las mujeres siempre lo tienen bastante más difícil para superarlas, por eso aplicamos la discriminación positiva para conseguir que accedan a los programas de rehabilitación. 

–¿Y por qué lo tienen más difícil? 

–Un hombre siempre encuentra a una madre, una esposa, una hermana o una amiga que la ayude… Una madre aguanta 20 años al niño drogadicto, lo visita en la cárcel, pasa lo indecible… Es muy raro que una mujer encuentre un hombre así, son casos excepcionales. Cuando llegan aquí, las mujeres suelen estar machacadas, con problemas de malos tratos, prostitución… Siempre llegan con el dolor de un hijo que le han quitado y que está deseando volver a ver. 

–Uno de los grandes problemas de las drogas son las enfermedades que traen aparejadas. 

–Hasta el año 2000, las enfermedades vinculadas a las drogas eran fundamentalmente las hepatopatías y el sida, que hoy afortunadamente están muy controladas por la sanidad pública. Sin embargo, a partir del 2000 aparecieron con fuerza los problemas de salud mental. Actualmente, en Proyecto Hombre tenemos un 40% de chicos con alguna patología dual (problemas de salud mental más adicción a las drogas) diagnosticada por un psiquiatra. Esto se produce por muchas causas. Por supuesto porque la cocaína genera muchos más problemas mentales que la heroína. Pero también porque el sistema público de salud mental es un desastre. Así lo piensa el mismo consejero de Salud de la Junta. ¿Se puede creer que en Sevilla no existe ningún centro de internamiento para problemas de salud mental? Ahora, han abierto uno privado en Montequinto.  

Que nadie dude de que el consumo de porros afecta gravemente la salud mental de los menores

–¿Qué opina de la legalización de las drogas blandas como el cannabis? 

–Muchas veces se habla alegremente de este asunto. Habría que tener muy en cuenta el efecto que está teniendo en los menores el consumo de drogas en el desarrollo de determinadas enfermedades mentales. Estamos viendo esquizofrenias y trastornos psicóticos en chicos debido al consumo de cannabis. Que nadie dude de que el consumo de porros afecta gravemente la salud mental de los menores. No se puede decir en la televisión que es bueno fumar un porro para luego hacer mejor el amor, porque hay niños de 14 y 15 años cuyo cerebro está en formación y para los que el cannabis tiene un efecto perverso.

–¿Cómo se financia Proyecto Hombre?

–Fundamentalmente por tres fuentes. Las aportaciones familiares de las personas que están o han estado en terapia; las ayudas públicas; el patrocinio de empresas privadas y las actividades que organizamos para captar fondos.

–Ahora organizan una subasta de obras de arte –con firmas de primera línea– en Cajasol.

–Las 33 obras ya están expuestas en la sede de la Fundación Cajasol, en la Plaza de San Francisco. Hay firmas como Pedro Almodóvar, Manolo Cuervo, Alberto García-Alix, Manuel Ángeles Ortiz, Manuel Salinas, Antoni Tápies... Artistas de primer nivel. La subasta se celebrará el próximo jueves 24 de febrero y se puede asistir a la misma y al cóctel posterior por 30 euros.

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